27 mayo, 2008
Desde su lanzamiento, en noviembre de 2006, Microsoft vendió 2 millones de Zune, su reproductor de MP3 y video. No parece una mala cifra, pero empalidece cuando lo comparamos con los datos del Apple iPod. En los tres primeros meses de este año, se despacharon 10 millones de iPods. Y la empresa de Steve Jobs ya llevaba vendidos en abril de 2007 más de 100 millones de reproductores.Zune era un competidor fracasado desde el vamos. No sólo porque Microsoft ya había perdido el mejor momento del mercado y Apple ya había ganado ese espacio. También por sus limitaciones. La característica diferencial del Zune era su capacidad de conectividad inalámbrica, que le permitía transferir canciones entre dos dispositivos. Pero esa interesante funcionalidad era arruinada por una limitación: las canciones transferidas se pueden escuchar tres veces, y luego se bloquean. A los ejecutivos de las discográficas les debe encantar esta limitación, pero a los usuarios les parecía una verdadera aberración. Dan ganas de decir: entonces, que el Zune sea comprado por los ejecutivos de las discográficas.Hay otro aspecto del Zune que tampoco se puede pasar por alto: no es un dispositivo muy lindo. Tiene una gran pantalla y una buena capacidad de almacenamiento (30GB), pero su aspecto exterior no compite con el iPod tradicional, y mucho menos con el Touch.
Salvo que Microsoft logre revitalizar en los próximos meses el Zune con alguna nueva propuesta interesante para los usuarios, vamos a seguir en la misma senda: ventas muy modestas frente al iPod, y una eventual decisión de discontinuarlo en el mediano plazo. ¿Se darán cuenta que alguna vez convendría pensar en que es lo que quieren los usuarios, y no las discográficas?