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Un software argentino quiere revolucionar los SMS


Los mensajes de texto tienen un precio mayor por byte transmitido que una conexión a Internet Móvil (GPRS o 3G). Los creadores de Okeyko se dieron cuenta de ello y crearon una plataforma para enviar mensajes por el celular a bajo costo y una alternativa contra la falta portabilidad numérica en la región.

El grupo está compuesto por Gerardo Cabero (28), Darío Gabriel Arias (24), Pablo Lugones (21) y Gabriel Fernández (21), cuatro jóvenes salteños que se conocieron durante la cursada de la Licenciatura en Análisis de Sistemas en la Universidad de Salta.

RedUSERS habló en exclusiva con Cabero, quien trabajó entre junio y agosto pasados en Wikimedia, la organización “madre” de Wikipedia, gracias a una beca otorgada por Google.

“Estaba escuchando la radio y muchos de los oyentes se quejaban del aumento del SMS. El mismo problema se me había presentado anteriormente en una empresa y el software a construir era muy simple, casi artesanal: un simple cuadro de texto e Internet. Así que comencé a construir una nueva versión. Mi objetivo era simple: bajar el costo del envío de SMS”, cuenta Gerardo.

Ahora bien, ¿qué es Okeyko? “Es una plataforma para la comunicación vía mensajes de texto entre personas utilizando las redes GPRS, 3G y Wi-Fi. Lo que hacemos es muy simple: bajar el costo de las comunicaciones, no sólo de forma regional sino también internacional (roaming)”, explica el emprendedor, quien también es miembro de Salta LUG, la comunidad de software libre de esa provincia.

Para usar Okeyko sólo hace falta registrarse en el sitio, descargar el software e instalarlo en el celular. Como está basado en JAVA, funciona en la mayoría de los equipos de gama baja del mercado. “Hicimos hincapié en la compatibilidad y la interoperabilidad. La interfaz es liviana porque creamos un producto para que funcione en el 80% de los celulares. Muchos nos han criticado por ello, pero ya estamos desarrollando y testeando versiones para Android, iPhone y BlackBerry”, agrega.

Las ventajas de Okeyko son varias. Por un lado, el precio de los mensajes de texto. Por otro lado, el tema de la portabilidad numérica no es un problema, porque los mensajes no se envían a un número de teléfono, sino a un nombre de usuario al “estilo Twitter” (con la @ delante). No obstante, Gerardo distingue que Okeyko no es SMS ni es una red de microblogging.

“Okeyko no es SMS, pues no posee instantaneidad. Para tenerla, el usuario debería abonar una tarifa, cosa que no deseamos, pues queremos que el usuario pueda elegir cuándo cómo recibirá los mensajes. El punto más importante es que un mensaje de 130 caracteres enviado por Okeyko mediante GPRS cuesta 0,03 peso a todo el mundo”, cuenta Gerardo. El precio promedio de un SMS es de 0,43 peso en planes prepagos (a tarjeta) en la Argentina.

Este ahorro lo fundamenta con una anécdota. “Tenemos el caso de una pareja de novios, ella vive en españa y él en la Argentina. Como toda pareja querían estar comunicados y nos contaron que gastaban fortunas en SMS, alrededor de 0,80 peso por mensaje. Los invitamos a probar una beta de Okeyko y hoy redujeron sus costos un 99”, relata Cabero.

“Por otra parte, cuando tu envías un mensaje, se lo estás enviado a una persona @yohomero –indica Gerardo y al mismo tiempo que confiesa su fanatismo por Los Simpsons– sabes que es tu amigo y no pierdes el contacto con él. Hoy es común que al cambiar el número tienes que avisar a todos tus contactos. En Okeyko no ocurre ese problema, porque la comunicación es entre personas. Además, no sufrimos congestionamientos porque tenemos un servidor completamente independiente”.

Pero las ventajas, no terminan allí. “Desde nuestra plataforma web es posible seguir el curso del mensaje, conocer su estado y desde que plataforma ha sido leido (móvil o web)”, se explaya y añade: “No tenemos nada parecido con Twitter, porque no posee una interacción instantánea entre web y móvil, cosa que Okeyko sí”.

“Esperamos crecer, queremos ser el Facebook de los celulares”, afirma Cabero con un sonrisa y remata para los escépticos: “No hay imposibles, sino incapaces”.

Por Alejandro D’Agostino

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