19 febrero, 2013
La fotografía y la telefonía móvil son como los protagonistas de un “Buddy film”; al principio lucían definitivamente antagónicos, aparentando formar parte de universos completamente distintos. Luego, un acontecimiento extraordinario los obligó a apostar por una convivencia que en un principio estaba llamada al fracaso, pero que, con el correr del tiempo, terminó consolidando a la dupla de manera positiva y definitiva . Fin. O no, ya que en el caso de nuestros dos ilustres protagonistas, su exitosa sociedad enfrenta ahora el desafío de abrir nuevos paradigmas en medio de intensas sesiones de brainstorming marketinero y carreras armamentistas amenazadas por una peligrosa “meseta” que se vislumbra cada vez más próxima.
¿A qué responde tamaña introducción? Como publicamos hace ya algunas horas, HTC presentó su nuevo buque insignia, el majestuoso One, un equipo – a primera vista – muy interesante y que intentará posicionar de una vez por toda a firma taiwanesa en la lista de las marcas más taquilleras. Para impactar en el mercado se necesitan specs que abrumen a los usuarios y pongan en alerta a los competidores. En este sentido, el One es un verdadero “peso pesado”, gracias a su resolución Full HD (¡468 ppi!), su procesador Qualcomm Snapdragon 600 Quad-Core de 1.7Ghz, y muchas otras características que lo elevan al podio de los equipos más poderosos del mercado. Ahora bien, como detallábamos anteriormente, un item que desde hace algunos años es prácticamente decisivo en un teléfono que se precie de tal es su cámara, y es en este apartado donde HTC ha hecho su apuesta más grande, con la incorporación de la tecnología “UltraPixel”.
Este desarrollo, detrás de un nombre inofensivo y muy buenas intensiones, es una movida realmente arriesgada para cambiar las reglas de juego de una industria que se mide entre sí todo el tiempo. “Basta de Megapixeles” sentenció HTC en la presentación del One, “son una gran mentira”. ¿Cómo? ¿La batalla de los Mpx no es real? ¿Es un invento de la industria? Ni una cosa ni la otra. Lo que la compañía asiática ha intentado comunicar es que lo que verdaderamente importa no es la cantidad de píxeles, sino el tamaño de estos. Los dos micrones de cada pixel del HTC son mayores que cualquier otra cámara del mercado móvil (El Lumia 920, el S III y el iPhone 5 ostentan unos 1.4 micrones, el Xperia Z, 1.1 micrones); una característica que, combinada con el sensor de 1/3 pulgada le permite recibir hasta un 300 por ciento más de luz que otros lentes de la industria.
“Wow”. Fotos más nítidas, más la estabilización de imagen, un lente gran angular de 28mm y una apertura de F 2.0 deben hacer del “One” un verdadero imbatible. Bueno, no tanto. Existe un pequeño problema todavía: los polémicos megapixeles. Son sólo 4, lo que ayuda a que cada archivo pese mucho menos.
Como bien indica el periodista argentino Ricardo Sametband en su muy interesante columna del blog Movilandia, HTC se enfrenta a un problema de comunicación realmente complicado. ¿Cómo van a liderar este cambio de paradigma? ¿Cómo van a enterarse millones de usuarios alrededor del mundo de que lo que importa no es la cantidad, sino la calidad de los pixeles? La gigantesca maquinaria de marketing hoy está en manos de los poderosos, y estos –por ahora- siguen apostando a escalar de Mpx en Mpx. Hoy el estándar es 8Mpx, el próximo – se vislumbra – serán los 13.
¿Las compañías apostarán a reducir estos números hasta los 4Mpx, para luego convencer a los usuarios de que esto es mejor, que los 8 o los 13Mpx son una mentira? Parece difícil, incluso con los resultados sobre la mesa (no cabe ninguna duda de que las afirmaciones de HTC tienen sustento, resta ver los resultados de las primeros reviews), convencer al mercado de que una diferencia de milésimas de micrones puede ofrecer una mejor experiencia en fotografías. Sencillamente, algo tan intangible es “inverosímil” para el usuario común (admitámoslo, no todos revisan cada spec hasta el hartazgo como nosotros, los fanáticos de la tecnología).
HTC deberá hacer frente a una realidad en la que las cámaras y los teléfonos han logrado una convivencia armoniosa, pero que al mismo tiempo es consumida por personas que muchas veces no desean saber cada centímetro del funcionamiento de estos equipos. Ocho megapixeles seguirán siendo más que cuatro porque es la medida que todos han utilizado y utilizarán. Usuarios, vendedores, ejecutivos de marketing e ingenieros. Para algunos es publicidad, para otros solo matemática. El tiempo dirá quien tiene, finalmente, la razón.