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Twitter espía mucho más de lo que nos imaginamos


Últimamente es motivo de debates acalorados el nivel de “intrusión” que hace la web 2.0 en nuestras vidas. Y las redes sociales, que se llevan la mayor parte de nuestro tiempo en la web (Facebook promedia las 10,4 horas mensuales por visitante), están en el centro del huracán.

Que la mayoría las redes sociales hacen un rastreo de nuestras preferencias no es ninguna novedad. Incluso los sitios de compra online suelen “casualmente” mostrarnos en sus banners publicitarios productos que coinciden con las últimas búsquedas que hicimos. El punto está en el límite.

Hace apenas unos días se realizó en Las Vegas el SMX Social Media Marketing 2012, y allí Del Harvey –Directora de Confianza y Seguridad de Twitter- expuso datos relacionados al sistema de sugerencias de usuarios a seguir que a algunos los inquietó.

Si usan la red social del pajarito, habrán notado que permanentemente se nos sugiere una lista de personas a seguir de acuerdo a cierta similitud respecto nuestros gustos personales. Pero, contrario a lo que se pensaba, esta sugerencia no está basada sólo en lo que indicamos en nuestra biografía o en los enlaces que publicamos en los tuits. Twitter se encarga también de hacer un seguimiento y registro de todas las webs que vistamos que cuentan con el botón “compartir en Twitter”, widget que se encarga de esta tarea (considerando que nuestro registro en la cuenta está siempre activo, salvo que cerremos sesión cada vez que salgamos de Twitter). Así, el armado de nuestro “perfil de usuario” es muchísimo más completo de lo que podamos imaginar.

De esta manera es entonces que el cruce de datos entre usuarios es muy exhaustivo y quienes se nos presentan en las sugerencias probablemente hayan visitado las mismas páginas que nosotros en los últimos diez días.

Como se habrán de imaginar no faltaron en la conferencia quienes pusieron en duda hasta qué punto esa información muere en el círculo cerrado de Twitter. Y cabe aclarar que en esto no está solo: YouTube, Facebook y LinkedIn tienen prácticas muy similares también con las web que incorporan sus widgets.

A modo de “solución”, podemos incorporar al navegador el plugin Do Not Track -avalado por el propio Twitter- que anula específicamente ese tipo de rastreo.

Otros sencillamente optan por no hacer de esto un gran embrollo, ya que consideran que nada de lo que hacen en la web puede comprometerlos seriamente y que el rastreo no aporta a las redes sociales más que cosas banales.

Como sea, es importante tener siempre el panorama más claro posible de a qué nos atenemos cada vez que hacemos uso de un servicio comunicacional.

Para terminar, me hago eco de una imagen que me parece es de las mejores si se trata de recomendaciones para las “buenas prácticas” en las redes sociales:

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