25 marzo, 2008
“Harto ya de estar harto ya me cansé”, canta sin cesar el español Joan Manuel Serrat (hagan clic aquí para escuchar al “Nano”). Entonces, dejé a Microsoft Office y me decidí a utilizar una suite ofimática (¡qué palabrita!) libre y en castellano, así que probé con OpenOffice.
La verdad es que me quedé maravillado con este programa (ya hace más de un año que lo utilizo) y hasta llevo la versión portable en mi pendrive, para editar y guardar documentos de texto (sólo lo uso para ello, pues es conocido en USERS mi odio hacia las planillas de cálculo, ¡je!). Por ello, le dedicaré una nota de la sección FAQ de la USERS 205 para que conozcamos un poco más esta suite de oficina gratuita y multiplataforma (hay versiones para Window, Linux y Mac).
Este post no pretende ser un adelanto de ese artículo, sino que no pude aguantarme para presentarles a IBM Lotus Symphony, una suite de oficina gratuita (basada en OpenOffice.org), compatible con Windows y Linux, y… en castellano. Lamentablemente, recién va por la Beta 4, pero se espera que en cualquier momento el “ex-gigante azul” (ahora le dicen así a Intel) lance la versión final.
Entre las ventajas, debo decirlo, están su mejoradísimo aspecto visual y la gran disposición que tienen los menús. Además, todo está centralizado en una sola pantalla y desde allí se puede abrir o crear un documento de texto, una planilla de cálculo o una presentación de diapositivas. También ofrece soporte “total” para las aplicaciones de Microsoft Office.
Pero lo mejor de todo es la posibilidad de abrir varios documentos en pestañas, tal como hacemos con las páginas de internet en Firefox, para olvidarnos de hacer clic en la barra de tareas (¿nunca les pasó que presionan varios botones de esa barra, pero nunca el que desean?).
Ahora sí, le tocaron el turno a las desventajas. Al estar basada en OpenOffice.org, Lotus Symphony hereda todos sus errores de compatibilidad con la suite de Microsoft: algunos tipos de tablas y de autoformas se desarman al abrir un documento generado con Office y no se pueden insertar comentarios ni otras marcas de revisión.
En cuanto a los defectos propios, Lotus Symphony es bastante pesadito (ocupa 550 MB instalado y sólo incluye tres aplicaciones) y, en consecuencia, demora en realizar ciertas tareas.
Pero bueno, no hay nada más lindo que tener opciones (y si son gratuitas, mejor). Afortunadamente, el software libre nos multiplica las alternativas para elegir. Y, como ya cesaron de cantar ya hace algunos años el grupo español Un pingüino en mi ascensor, “porque en la variedad, está la diversión” (hagan clic aquí para escuchar esta canción, incoherente pero algo divertida).
MUY VISTOSA. La interfaz gráfica de Lotus Symphony es muy atractiva, pero esto tiene su contraparte: el programa es pesadito y algo lento. |