28 enero, 2009
Mayor capilaridad en 3G, nuevos dispositivos, ahorro en costos y tiempo, y el aumento asociado de productividad harán crecer la modalidad del trabajo remoto en las pequeñas y medianas empresas de la Argentina, tal como sucede en el resto del mundo.
La consultora internacional Canalys.com sostiene que la penetración de la telefonía móvil en América Latina en agosto de 2008 promediaba un 70%. Esa cifra asciende a 90% cuando la mirada se focaliza en el Cono Sur, y llega hasta 97% cuando se refiere a la Argentina. Diversos consultores locales avalan estos números: la cantidad de celulares vendidos, más allá de reconocerse un porcentaje inactivo, supera al número de habitantes (cerca de 45 millones de equipos). En el paradigma de la movilidad, al hablar de notebooks, la cuestión también remite a una curva ascendente en las ventas.
En forma reciente, el lanzamiento de netbooks completa el panorama de un desembarco anunciado desde la evolución de un número importante de celulares hasta su versión inteligente, smartphones: el trabajo remoto vino para quedarse, potenciado por la conectividad 3G.
Si durante 2008 se comenzaron a asumir las características, ventajas y particularidades de esta nueva cultura laboral, 2009 aparece como el horizonte de expectativas donde desplegará todo su potencial, sobre todo, en las medianas y pequeñas empresas, formadas, en muchos casos, por profesionales independientes, que tienen mucho para ganar con esta transformación.
ESTADO DE LA CUESTIÓN
Para Enrique Carrier “es preferible utilizar términos como ‘crecimiento sostenido’, porque la fase explosiva ya se vivió con la expansión de la banda ancha y la tecnología 3G”. Lo que viene forma parte de un crecimiento más tranquilo, afirma, tratando de aportar un poco de razonabilidad a la efervescencia. “El trabajador se desplaza y puede ir hasta un lugar que tenga WiFi, a un hotspot, o utilizar la opción 3G”, dice. Éstas son facilidades que la banda ancha móvil puso literalmente en manos de quienes portan los dispositivos. Por eso las empresas más pequeñas comenzaron a ver una posibilidad a su alcance.
Se piensa que 2009 llega con el impulso de todo un movimiento internacional orientado hacia el teletrabajo, fundado en razones de diversa índole: caos en el tráfico que impide desplazarse de la oficina al hogar rápidamente; ahorro de energía; convicciones ecológicas; y voluntad de bajar costos, mejorar la calidad de vida y ganarle tiempo al tiempo. Desde las pymes, el trabajo remoto –entendido como aquel que no se desarrolla en la planta o sede de la empresa–, con las ventajas derivadas de la comunicación instantánea y el acceso en tiempo real a los datos, actúa como un multiplicador de la eficiencia, mejora la productividad, tiene un ROI garantizado en el corto plazo y marca el camino hacia una nueva cultura de los negocios. Así lo entiende Juan José Dell’Era, Head of Business Mobility de Nokia South Cone, para quien “movilidad es igual a mayor productividad”.
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