11 febrero, 2013
Durante una charla a la Sociedad de Ingenieros Automotrices (SAE), el encargado de producto del programa de manejo autónomo Anthony Levandowski dijo que Google espera lanzar su “self-driving car” en los próximos tres a cinco años.
A pesar de que la tecnología esta a punto en ese momento, Levandowski igualmente advirtió que la forma en que podría salir al mercado “está por determinarse“. Es que las cuestiones legales van mucho más lentas que el avance tecnológico, y en realidad, es poco probable que un automóvil con estas características pueda comercializarse de forma inmediata ni bien esté preparado.
Desde Google se muestran entusiasmados con su proyecto: según Levandowski “la mejora puede ser tal que podríamos fabricar autos que se manejen de forma más segura que las personas“. El problema es que solamente los estados de California, Florida, y Nevada en Estados Unidos permiten al self-driving car en sus calles, y solamente para fines de pruebas, siempre y cuando que haya un conductor humano presente.
Consultado por Bloomberg, uno de los representantes de la Administración Nacional de Seguridad en el Tráfico (NHTSA) Dan Smith, explicó el “enorme desafío” que implica lanzar un estándar gubernamental que prevea “tantos escenarios diferentes en los cuales pudiera haber una falla”.
Si bien desde la NHTSA citaron a la serie de Hanna–Barbera “Los Supersónicos” y a su auto-jet que se plegaba en un maletín como analogía de que los avances como el self-driving car podrían reducir el riesgo de error humano, aclaran igualmente que se deberían redefinir los parámetros de seguridad desde la cuestión mecánica del automóvil hacia los factores tecnológicos subyacentes en este tipo de vehículos.
Por otra parte, y en el mismo sentido, cabe preguntarse cuál será la tarea de las compañías de seguros. Esto es, en caso de un accidente, ¿quien se haría responsable? ¿Google o el conductor?
Justamente, desde el Instituto de Información para el Seguro, advierten que “es un pantano legal por ahora, y desafortunadamente harán falta fallos judiciales para resolver esta cuestión”. Para las compañías de seguro, tomará de 15 a 20 años poder conducir uno de estos automóviles por las rutas norteamericanas.