18 noviembre, 2008
Los primeros controles inalámbricos se pusieron a la venta en los 60s. Funcionaban con tecnología ultrasónica (sonidos tan agudos que el ser humano no puede percibir) y, como hoy, servían para cambiar el canal y el volumen del televisor. Funcionaban relativamente bien, pero tenían algunas fallas: si bien los humanos no escuchan el pitido que emiten, los perros y otros animales sí son capaces de oirlos, por lo que no era raro que se pongan nerviosos y comiencen a ladrar apenas se cambiara de canal. Por otro lado, existen fuentes naturales de sonidos ultrasónicos, como el choque entre metales, que el televisor interpretaba como originado del control remoto.
A principios de los 80s ya todos los aparatos de televisión se operaban con infrarrojo. Como todos saben, funcionan bien, pero hay que apuntar a la tele y, si bien hay controles universales, la realidad es que la mayoría de las veces no ofrecen una funcionalidad 100% equivalente al control original, de fábrica.
¿Por qué, entonces, después de casi 30 años, los fabricantes siguen usando esa tecnología obsoleta? Ya es hora de que se masifiquen los controles Bluetooth. Además de tener un alcance igual o mayor (depende de la implementación), existiría la posibilidad de usar cualquier aparato con soporte Bluetooth (Celulares, PDAs, Notebooks, Netbooks…), con lo que se eliminarían los problemas de compatibilidad. Se eliminaría también el problema de tener que apuntar a la tele para usar las funciones.
Un par de cosas más para finalizar: sí, debe haber algún fabricante que como excepción tenga un remoto Bluetooth, pero ya hace rato debería ser el estándar. Tampoco se puede argumentar problemas de costo: un chipset Bluetooth de Texas Instruments cuesta U$S 5.