18 abril, 2011
En materia de fotografía, hay una pregunta fundamental que debemos hacernos al momento de elegir una cámara: ¿practicidad o calidad? Como “práctico” nos referimos a un equipo que cumpla con las condiciones de ser fácil de transportar y usar. Si bien hay casos donde se alcanza esta premisa, y además la calidad se acerca bastante a los estándares más exquisitos, hay que reconocer que todavía las cámaras réflex llevan la delantera en este sentido (principalmente a partir del complejo y preciso sistema óptico que incluyen).
Claro, hay que estar dispuestos a cargar con un bolso exclusivo para ellas, ya que su porte es bastante importante, y a esto hay que sumarles los accesorios que suelen ser casi obligados (filtros para diferentes iluminaciones, lentes intercambiables, flashes y hasta micrófonos para cuando se captura video).
Si el tamaño no es una molestia, hay otro factor que no es menor: la complejidad que ofrezca el equipo al momento de sacar una foto. Hay situaciones que nos brindan todas las posibilidades para hacer los ajustes y pruebas que queramos hasta obtener la imagen perfecta, pero otras circunstancias apenas si nos dan tiempo de encender y disparar. Seamos sinceros: no hay nada más molesto que armar la pose ideal para una foto grupal, y quedarnos diez minutos como estatuas hasta que el fotógrafo de turno acierte con la apertura de iris, la exposición, el balance de blancos, el valor ISO, la profundidad del flash, el foco y todos esos parámetros típicos de una réflex.
Para ambas situaciones Nikon nos propone el modelo D3000, una cámara réflex que ya desde su aspecto impone respeto, pero que además de cumplir con todas las exigencias requeridas por los fotógrafos profesionales no se olvida de incluir un modo súper fácil para que su dueño resuelva la toma con sólo presionar el disparador.
Empezando por el tamaño, cabe aclarar que no es exagerado: 126 x 94 x 64 mm, con un peso de 465 gramos (sólo el cuerpo). El sensor es de 10,2 MP efectivos, lo que nos habilita la obtención de imágenes de 3872 x 2592 píxeles (en su mayor valor). Para alojar las fotografías tenemos dos opciones de imagen: JPEG (si queremos un resultado listo para compartir o imprimir), o el formato RAW (de carácter profesional, pensado para aplicar un post procesamiento a través de programas como Photoshop).
Pasando a los puntos para destacar, el primero es la velocidad de respuesta al encendido: en un promedio de 1 segundo estaremos listos para disparar. También hay que hablar de la velocidad para ajustar rápidamente (de forma automática) los parámetros relacionados al foco y estabilización de imagen.
Si queremos configurar la cámara para las condiciones de luz de la escena, contamos con un asistente que con sólo un par de preguntas deja todo listo para la situación en la que nos encontramos. En cuanto a las zonas sombreadas o muy iluminadas, el sistema Active D-Lighting se encarga de equilibrarlas con el resto.
Volviendo al sistema de enfoque automático, el sensor se basa en 11 puntos de referencia para obtener el ideal. En caso que queramos trabajar la imagen a gusto, todos los ajustes se habilitan para ser modificados manualmente.
Si estamos ante una situación vertiginosa, el modo ráfaga permite disparar 3 imágenes por segundo, para así asegurarnos de captar “ese” momento. Y si no tenemos tiempo de ir hasta la computadora para efectuar retoques, la misma cámara nos ofrece algunas modificaciones básicas, que van desde la eliminación de ojos rojos hasta la aplicación de filtros.
La pantalla de visualización es correcta, con 3 pulgadas de tamaño, el brillo suficiente como para visualizar las tomas bajo el sol y un ángulo de visión de 170 grados. Cabe aclarar que, al ser un sistema réflex, lo que vemos tanto en la pantalla como en el viewfinder es un reflejo exacto de lo que la lente está captando, ya que hasta que se hace el disparo un espejo se encarga de desviar esa imagen hacia nuestro ojo (al pulsar el disparador el espejo se “corre” y la imagen pasa al sensor). Esto es lo que provoca el clásico sonido mecánico de este tipo de cámaras. También es bueno aclarar que el sistema de lentes y espejos incluye un sistema de auto-limpieza y prevención de suciedad.
Para dejar bien en claro que el fuerte de este equipo es la fotografía, los fabricantes no le incluyeron un sistema de captura de video, algo que para algunos puede ser una seria desventaja. Por otro lado, sí ofrece compatibilidad con tarjetas SD Eye-Fi, que son las que, además de ofrecer espacio para alojar imágenes, le dan a la cámara conectividad Wi-Fi para pasar fotos a una computadora o subirlas directamente a Internet.
En resumen, la D3000 puede ser una excelente compañera de viajes y aventuras. Aunque aprovecho para abrir el debate: en tiempos de redes sociales, ¿qué es lo mejor? ¿Una cámara ultracompacta para llevar todo el tiempo encima, o un equipo réflex como éste?
Características
- Sensor:10,2 MP
- Tamaño del sensor: 23.6 x 15.8 mm
- Almacenamiento: JPEG o RAW en tarjetas SD/SDHC
- Modos de escena: panorámica, monocromática, neutral, portarretratos, estándar, vivid
- Lentes intercambiables: sí
- Flash adicional: sí
- Velocidad máxima de obturación: 1/4.000 segundos
- Velocidad mínima de obturación: 30 segundos
- Modo ráfaga: 3 imágenes por segundo
- Foto con retardo: 2, 5, 10 y 20 segundos
- Modos de exposición: prioridad para la apertura, automático, manual, primer plano, panorámico, nocturno, portarretrato, deportes
- Sensibilidad ISO: 100 a 1.600
- Modos de foco: automático, manual, controlado por servomotores
- Balances de blanco: automático, nublado, luz solar directa, fino, flash, luz fluorescente, luz incandescente, manual
- Conectividad: USB y salida para TV
- Wi-Fi: a través de tarjetas Eye-Fi
- Batería: recargable de Li-ion
- Autonomía: 500 fotografías
- Precio: U$S 800 aprox.
Balanza
A FAVOR | EN CONTRA |
Ajustes profesionales | El tamaño |
Velocidad de arranque | No graba video |
La autonomía | Wi-Fi sólo a través de tarjetas Eye-Fi |