1 febrero, 2016
El futuro de los datacenters podría estar bajo el agua. No, no es una metáfora, sino una realidad llevada a cabo por Microsoft.
En agosto pasado, ingenieros de la firma de Redmond instalaron una cápsula a 10 metros de profundidad en las costas del océano Pacífico; dentro de ella se emplazó un rack individual, envuelto en nitrógeno presurizado para mantener estables los niveles de temperatura. El resultado fue satisfactorio, ya que la unidad corrió sin problemas tareas comerciales para Azure.
Este prototipo, llamado Leona Philpot, suma además 100 sensores para controlar todos los aspectos de la inmersión, entre ellos la presión, humedad y movimiento. Su diseño tiene además un beneficio extra: Al estar cerca de la costa (las granjas de servidores generalmente se encuentran alejados de las áreas metropolitanas) reducirá la latencia en esas áreas.
Microsoft cree que su tamaño reducido disminuirá los tiempos de instalación, pasando de dos años a solo 90 días, haciendo las operaciones más baratas y flexibles. Incluso, estos nuevos diseños de racks no necesitarían de la interacción humana.
Las mayores incógnitas de la compañía se centran en torno a la contaminación. Microsoft quiere que estos centros de datos sean 100% reciclables, y ya ha expresado su preocupación por el registro de mínimos pero perceptibles cambios de temperatura en el agua del área donde fue emplazado Leona Philpot.
Fuente: Engadget.com