28 abril, 2011
Hoy no voy a hablar de ningún producto en particular, sino de un rubro por demás delicado: el de las impresoras. Todavía es una enormidad la cantidad de material que se debe volcar a un papel (motivos sobran), y la elección de la impresora no es un tema menor, sea que la vayamos a usar mucho o poco (ambas situaciones tienen una influencia directa sobre el rendimiento de la misma).
Por eso decidí reunir en este artículo una serie de consejos personales, para que, si están pensando en salir a comprar una impresora, lo hagan con la información necesaria para tomar la mejor decisión.
¿Láser o chorro de tinta?
Personalmente, considero que la tecnología de inyección de tinta tiene ya demasiados años en el mercado, y es momento de que encuentre su reemplazo. El sistema es muy complejo y delicado, tanto para una actividad exigente como para la esporádica. Estamos hablando de un sistema de transporte y bombeo de tinta que debe actuar dentro de conductos (los capilares), mucho más delgados que un cabello. Por ende, si se la usa mucho la saturación de líquidos nos llevará al service con demasiada frecuncia; y lo mismo nos pasará si la usamos poco, debido al secado de la tinta que provoca la falta de fluidez, que a su vez deriva en taponamientos.
Si bien la velocidad de impresión ha mejorado bastante en los últimos años, el sistema mecánico de movimiento lateral del cabezal de impresión siempre correrá en desventaja respecto del láser, que imprime todo el ancho de la hoja con un solo impacto.
Y más allá de lo que digan las publicidades, el costo de los insumos es caro en proporción a la cantidad de hojas que se pueden imprimir. Más allá de los cartuchos individuales y sistemas de ahorro de tinta, el saldo a fin de mes es siempre negativo en comparación a una láser, lo que muchas veces provoca que los usuarios terminen en cartuchos alternativos o reciclados que, volviendo al punto de la debilidad del mecanismo, son un peligro permanente para le buen funcionamiento del equipo.
En cuanto a los equipos multifunción basados en este sistema, no aportan más que la comodidad de no tener que ir hasta un local de fotocopiado, ya que el costo final de cada duplicado es también muy elevado.
El punto donde todavía se hacen fuerte es cuando hay que trabajar con colores. Es ahí donde los equipos láser siguen “perdiendo” en cuanto a costos, duplicando en todos los aspectos a sus pares inkjet.
Resumiendo: si el color no es una necesidad imperiosa, la elección debería pasar por un equipo láser (que hoy se consiguen por unos U$S 100 en sus modelos más básicos). Caso contrario, podemos optar por un equipo láser para todo lo que sea impresión en negro (la cotideaneidad), y otro inkjet cuando debemos procesar trabajos con color.
El escáner
No voy a profundizar demasiado en cuanto a las características técnicas del escáner de una impresora multifunción, ya que la mayoría hoy trabaja a un resolución suficiente para tareas domésticas o de oficina. Simplemente tengan en cuenta que la gran mayoría los incluye en tamaño A4, y en ámbitos como estudios contables o de abogacía el papel predominante es el Legal (u Oficio), que al momento de ser escaneado sencillamente no entra en dicha bandeja. Consejo muy simple, pero no menor: asegúrense que la superficie de escaneo alcance para el papel que quieren digitalizar.
Conectividad
En el ámbito de las impresoras el puerto USB quedó viejo. No porque no sea práctico ni veloz (todo lo contrario), sino porque es difícil que en la actualidad una impresora se sitúe en un ámbito donde exista sólo una computadora. Hoy es muy común que en el hogar tengamos 2 PCs o 1 PC y 1 Notebook/Netbook. Esto nos obliga a que, si la impresora es USB ,debamos conectar ésta a una de las dos computadoras (preferentemente la PC), y compartirla a través de la red. El problema es que siempre hay que estar atentos a que esa computadora (que hará las veces de servidor de impresión) esté encendida, y rogar que no aparezca un problema de configuración que nos deje sin conectividad.
Por eso recomiendo que, al momento de elegir, opten directamente por una impresora con conectividad de red (cableada, para enlazar al router a través de una de sus bocas, o mejor Wi-Fi). Éstas tienen su propio servidor de impresión dedicado, y se unen a la red como si fueran una computadora más, haciendo que dos, o veinte, o más computadoras puedan imprimir a través de éstas sin mayores problemas.
Bandeja de entrada y velocidad
Atado al punto anterior, la bandeja de entrada también es un tema a tener en cuenta. Si vamos a instalar una impresora en un ámbito donde habrá un promedio de 10 computadoras, con que cada una mande a imprimir 5 páginas en la mañana (lo que es casi nada), implicará el vaciamiento de la bandeja. Esto llevará a que alguien tenga que estar levantándose a cada rato a reponer hojas, provocando otro motivo de discusión (como si no tuviéramos suficiente). Para estos casos, hay equipos que ofrecen bandejas que cargan desde 200 hasta 500 hojas.
Para cerrar, la velocidad de impresión. Varias computadoras enviando su trabajo en simultáneo implican una sobrecarga de trabajo que, si no es debidamente absorbido por la impresora, generará un amontonamiento de gente a su alrededor lanzando improperios porque su papel impreso no sale nunca. Para estos casos, un promedio de 30 ppm (páginas por minuto), estará bien para cubrir esa demanda. Si conseguimos más, mucho mejor.
Hasta aquí mis consejos al respecto. Dejo abierto los comentarios para que aporten reflexiones respecto a estos puntos, o nuevos consejos. Si el tema les interesa, me comprometo a una segunda parte con aportes más específicos.