22 abril, 2013
Hace unos pocos días Google comenzó a distribuir Google Glass, una de sus grandes apuetas a futuro. Como era lógico no tardó en publicar una guía para desarrolladores para que estos pudieran crear aplicaciones relacionadas. Sin embargo es posible que muchos se hayan llevado una sorpresa y hasta decepcionado, dado que existen algunos límites en cuanto a lo que pueden hacer.
La herramienta destinada a la creación de las aplicaciones es el Mirror API, es también el modo en que se conectan los servicios con el servicio de cloud computing de Google para los anteojos. Aunque tiene muchas ventajas también supone algunas limitaciones.
Lo primero que debe señalarse es que la única manera en que puede establecerse una comunicación con los anteojos es a través de la “nube”. Todos los programas deben estar basados en la red. Aún cuando el dispositivo funciona con Android, no puede efectuar todas las operaciones que podríamos realizar con un smartphone o una tablet. Los anteojos abren nuevas posibilidades en cuanto al uso, pero también suponen la pérdida de otras.
Entre las posibilidades perdidas se encuentra la creación por parte de los desarrolladores de aplicaciones de realidad aumentada tal cual las conocemos en los smartphones. Tampoco parece haber grandes posibilidades para el streaming de datos de audio y video hacia otros dispositivos. Por otro lado los programas deberán atenerse al uso de HTML y CSS. Una de las razones que ha sido señalada como motivo de esta configuración es el ahorro de batería.
Está claro que si una gran parte de los cómputos los realiza un servidor online el esfuerzo que realiza el dispositivo es mucho menor. El objetivo de Google es que en un uso moderado los anteojos nos ofrezca un día de batería. Otro aspecto que se ha destacado es la posibilidad de cortar un servicio en caso de que este funcione mal o haya sido atacado. En general, Google espera tener un alto grado de control sobre lo que suceda con los anteojos, lo que de por sí no resulta exagerado dado el estado de desarrollo del dispositivo.
En algunos casos es claro que tiene buenas razones para tanto cuidado. La aparición de publicidad en su formato tradicional es otro aspecto que la compañía quiere evitar y es posible imaginar el impacto negativo que tendría sobre la experiencia del usuario. También cabe mencionar que nada impide que Google produzca en el futuro una API mucho más flexible y con más opciones para los desarrolladores.
Fuentes: Techcrunch, Vitalflux