22 mayo, 2017
Los cuarteles generales de Microsoft, ubicados en la frondosa Redmond, a unos 15 minutos de Seattle, conforman una pequeña ciudad en sí mismos. Con más de 40.000 empleados y más de 130 edificios, el monumental complejo levantado por la compañía al norte del estado de Washington es el lugar desde donde hace más de 30 años nacen y se desarrollan prácticamente todos los proyectos del gigante de software.
En el marco de la Build 2017, un grupo de periodistas tuvimos la oportunidad de visitar las oficinas de la firma, inauguradas en 1986, y experimentar en primera persona el día a día de una región que respira tecnología en todos sus 740.000 metros cuadrados. La recorrida incluyó visitas a la división de AI+Research, el famoso “Garage” e incluso dos de sus noventa comedores, que nada tienen que envidiar a los patios de comidas de los más grandes shoppings de Argentina.
Para reflejar las dimensiones del gigantesco espacio ocupado por Microsoft, solo basta con mencionar la existencia de los Shuttle Connect, una flota de buses que se dedican exclusivamente a trasladar pasajeros entre los distintos edificios, una tarea que, a pie, puede llevar decenas de minutos. Otros medios de transporte, que conectan el campus con Seattle, también ingresan a sus calles y permiten a miles de empleados llegar de manera rápida a sus oficinas, descongestionando así el tránsito de la autopista que conecta toda la zona, donde es habitual ver automóviles de altísima gama, desde Porsche descapotables a Tesla S, el modelo de moda por estos días en el ambiente tech.
La recorrida para la prensa comenzó por el Campus Original, comprendido por el primer edificio de oficinas y el lago Bill, en honor -obviamente- a Bill Gates. El espacio fue diseñado para que nadie fuera molestado mientras trabajaba; además, prácticamente desde cualquier escritorio se puede ver el lago. La relación entre los edificios y la naturaleza es una constante en todo el predio, ya que predomina el verde y por una disposición municipal no se pueden construir en la zona edificios de más de cuatro pisos de alto.
El tour continuó con una introducción realizada por ingenieros de la división Microsoft Research, responsable del nacimiento de muchos de los productos que comercializa la empresa hoy en día. Rico malvar, Chief Scientist, reveló en números la magnitud del sector encargado de investigar y desarrollar nuevas tecnologías: más de 6.000 empleados bajo el grupo “IA+Research”, 11 oficinas en todo el mundo, y más de 60 sub-grupos trabajando en cientos de proyectos que van desde la renovación de plataformas ya existentes a la experimentación con tecnologías que se encuentran aún en sus etapas embrionarias.
Para mostrar algunos de los tantos experimentos en los que hoy trabaja Microsoft, se mostraron tres proyectos en desarrollo: Project Natick, que busca llevar los datacenters al fondo de los océanos; NUIGraph, orientado en la visualización de datasets de gran escala; y Premonition, que captura y analiza mosquitos para detectar posibles brotes de enfermedades antes de que efectivamente ocurran. Los tres reflejan cómo trabaja la gigantesca área de investigación, con iniciativas que implican distintos tipos de enfoques a la hora de buscar soluciones, todas ellas creativas.
El espíritu disruptivo de Microsoft no termina allí, ya que la segunda parada del tour fue el mítico “The Garage”, un sector del campus pensado especialmente para que los empleados de la compañía trabajen en equipo, desarrollen nuevas capacidades y exploren todo tipo de tecnologías. Se trata, sin dudas, de uno de los rincones más interesantes del campus ya que está diseñado, ni más ni menos, como un inmenso garage, repleto de herramientas y recursos necesarios para llevar a cabo infinidad de proyectos. Desde impresoras 3D, tornos, soldadoras y sierras, a kilómetros de hilos, cintas y tela, los empleados disponen de cientos de materiales para llevar a la práctica sus ideas. Vale destacar que la principal característica de estos proyectos es que, en su mayoría, no se relacionan con la ocupación principal del empleado de la firma y surgen principalmente del impulso creativo de los propios desarrolladores. En plena recorrida pudimos observar como un ingeniero de software de la empresa se encontraba en las instalaciones de The Garage para avanzar en un proyecto relacionado con su hobbie, la fotografía. Se trataba de una cámara equipada con tecnología de Hololens que le permitía tomar fotos en tres dimensiones. Lamentablemente, por cuestiones legales no pudimos capturar imágenes del proyecto (empresas como Microsoft suelen ser celosas de lo que se cuece en sus oficinas) pero sirvió como ejemplo del inmenso potencial que tiene esta división.
Un detalle interesante que no solo pudo observarse en The Garage sino en varios pasillos del campus es la presencia de máquinas expendedoras llamadas “Lend-o-matic”, pensadas para que los empleados puedan disponer de la tecnología necesaria para llevar a cabo sus proyectos de manera instantánea. Básicamente, se acerca la tarjeta persona, se selecciona el componente a utilizar (por ejemplo, un iPhone) y el tiempo por el cual se lo utilizara. Hecho esto, la máquina entrega el dispositivo en cuestión para que sea utilizado inmediatamente.
La recorrida continuó por uno de los 90 comedores que tiene Microsoft en el campus de Redmond. No se trata de comedores comunes y corrientes, ya que cuentan con chefs encargados de aprobar y elaborar los menús e, incluso, un equipo de nutricionistas que se aseguran de que la comida sea sana y fresca (todo es elaborado en el día, no se utiliza comida congelada). La oferta gastronómica va desde la comida india a la italiana, pasando por las hamburguesas estilo gourmet, sopas y todo tipo de propuestas más cercanas a un distrito gastronómico que a una empresa de tecnología.
Mark Freeman, empleado de Microsoft responsable de alimentar a todos los que trabajan en la empresa, aseguró que utiliza herramientas como Azure, PowerBI y datos aportados por las distintas áreas para predecir comportamientos y minimizar los desperdicios que se generan. Por ejemplo, el uso de estas plataformas le permite saber que el lunes prácticamente todos desayunan en el campus, mientras que la viernes la cantidad de gente en los almuerzos es menor a la media. Esto le permite actuar en consecuencia y aprovechar al máximo sus recursos.
El apartado gastronómico tiene otro componente importante, que son los autoservicios Grab-N-Go. Se trata de 40 locales distribuidos a lo largo del campus donde los empleados pueden comprar sandwiches, wraps, bebidas e incluso golosinas, y no disponen cajeros. Para pagar, se pasa la tarjeta personal por el lector de una tableta y luego una de crédito/débito. Cada uno de estos espacios está monitoreado por una cámara, por lo que no hay posibilidades de salir sin pagar. Ante esta consulta, Freeman fue sensato: “¿Vas a arriesgar tu trabajo por un sandwich de US$2.50?”.
También tuvimos la oportunidad de observar el sistema de torres hidropónicas, donde Microsoft cultiva varios tipos de lechuga. Según indicaron, se producen anualmente 7 toneladas de lechuga al año con este sistema, que utiliza un 90% menos de agua que otros métodos. Para aquello que no puede producirse dentro del campus, la compañía está asociada con productores locales que proveen de frutas y verduras frescas todos los días.
La recorrida culminó en el famoso Build 92, donde funciona el Visitors Center, junto a la tienda oficial de la compañía, el museo y oficinas donde son recibidos los nuevos empleados (Microsoft incorpora 100 nuevos empleados por mes y solo el 10% de las solicitudes son aprobadas). En la tienda se puede comprar todo tipo de merchandising relacionado con la empresa, desde Legos de Minecraft hasta remeras de Bing, Excel y Word. También existe un sector exclusivo para empleados, al que se accede únicamente con la credencial personal y donde se puede comprar todo tipo de software y hardware (incluida la Xbox One) con importantes descuentos.
Un detalle a destacar del Build 92 es que en su subsuelo se llevó a cabo el desarrollo de Hololens. Básicamente, mientras decenas de visitantes compraban algún recuerdo o recorrían los principales hitos de Microsoft en su museo audiovisual, un grupo de ingenieros llevaba a cabo a pocos metros la gestación de uno de los dispositivos más importantes de los últimos años.
Para cerrar el tour, haremos la única crítica posible al Campus de Redmond: Sencillamente, es tan grande que es imposible de recorrerlo en un solo día. Incluso, tal vez quede corta una semana completa.