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FLAC: el sonido que viene


Optimizar los métodos para reducir al máximo el espacio de almacenamiento del audio digital sin afectar la calidad sonora es todavía una búsqueda vigente en nuestros días. El mp3 no está solo y tiene un serio competidor, que es el formato de compresión sin pérdida llamado FLAC.

El amplísimo uso del audio digital a escala masiva a través de dispositivos diversos para almacenar, reproducir y compartir archivos sonoros, pone de relieve la necesidad de economizar espacio de almacenamiento y de preservar la calidad del sonido. Hasta ahora, el formato MP3 ha venido reinando como estándar dentro de este universo, pero ya no está tan solo en su reino. De hecho, podemos arriesgarnos a afirmar que el MP3 ya no es la mejor solución, como extendidamente se cree, para resolver la ecuación calidad sonora/ tamaño de archivo.

COMPRESIÓN DE AUDIO

Tradicionalmente, el camino elegido para reducir el tamaño de los archivos de audio ha sido la eliminación de datos. Eliminar datos que fueron creados para representar fidedignamente señales acústicas no es inocuo en absoluto.

Por eso, se procura que los datos sustraídos a un archivo de audio no sean cualquier dato sino que, siguiendo algoritmos especialmente diseñados para ese propósito, sean aquellos que representan los componentes de la señal de audio que resultan más difícilmente detectables para el oído humano. Basada en principios perceptuales psicoacústicos, la compresión aplicada en los archivos MP3 suprime las partes de la señal que por un fenómeno llamado enmascaramiento, el oído no es capaz de reconocer. De ese modo, presumiblemente, su ausencia no sería percibida por los oyentes.

En la práctica, esto casi nunca es así. Especialmente si se cuenta con sistemas de reproducción que tengan buena sensibilidad y fidelidad a la hora de reproducir audio. En tales circunstancias, al comparar una grabación de audio digital sin comprimir (un CD o una toma de estudio) con su versión comprimida la diferencia se hace perceptible tanto para el oyente como, por supuesto, para los instrumentos de medición. Este mecanismo de compresión con pérdida está puesto en cuestión ya que desde hace un tiempo vienen popularizándose los llamados sistemas de compresión sin pérdidas o lossless, que buscan superar y reemplazar a los tradicionales compresores con pérdida o lossy (MP3, WMA, OGG).

En definitiva, el propósito es reducir el tamaño de los archivo de audio digital sin que el proceso de compresión implique alterar la calidad del sonido original. Los métodos de compresión con pérdida eliminan datos que luego no pueden volver a recuperarse y, en cambio, los métodos de compresión sin pérdida permiten reconstruir el archivo original en su totalidad.

Está claro que el punto ideal está más próximo para el que logre la máxima calidad usando el menor espacio, aunque no parece tan sencillo que los formatos lossless lleguen alguna vez a niveles de reducción a los que puede lograr su equivalente en formato lossy. Sin embargo, con el abaratamiento de los medios de almacenamiento (discos duros) y la proliferación de conexiones a Internet más rápidas, el tamaño del archivo comienza a perder algo de importancia.

Extracto de nota publicada en Users 223

Autor: Pablo Bass

Además en la nota:
-FLAC: la nueva generación
-Características.
-Software FLAC.
-FLAC y Ogg FLAC.
-Otros formatos lossles.
Y mucho más!

[revista id=”usr223″]

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