19 abril, 2012
Hay aplicaciones que supieron ganarse un lugar de privilegio entre los smartphones, tal es el caso de Instagram que luego de un exitosísimo paso por iOS llegó a los equipos Android para superar el millón de descargas durante las primeras 24 horas de disponibilidad.
Pero un problema creciente en el mercado de la telefonía móvil es el de la seguridad, y esto vale para todos los sistemas operativos. No solo debemos tener cuidado de aplicaciones que oficialmente se publican en las tiendas y que maliciosamente “roban” nuestros datos, sino además de falsas aplicaciones como la que desde un sitio ruso, de idéntico aspecto al de Instagram, dice ofrecer esta misma aplicación con la posibilidad de descargar el APK para su instalación manual. Una vez puesta en marcha, y habiéndole otorgado los permisos, esta aplicación comienza a enviar SMS de manera automática a servicios que cobran por recibirlos (como los tantos que hay destinados a concursos varios), y de buenas a primeras nuestro crédito “vuela” sin que sepamos por qué.
Por supuesto que aquí el principal “responsable” es el usuario, que en vez de ir al icono de Google Play (la tienda de aplicaciones de Google), buscar la aplicación e instarla desde ahí, decide entrar por su cuenta en una web, bajar el APK (el “instalador”, por decirlo de manera simple), e incorporarlo por cuenta propia.
Aquí intervienen varios factores. Si bien Instagram es gratuita, en muchas ocasiones los usuarios de Android pululan por estas web “no oficiales” con el objetivo de bajar aplicaciones comerciales sin tener que pagar por ello. Y es justamente donde abundan casos como éstos.
Pero también existe otra situación, un tanto más complicada, y que la motiva el propio fabricante del equipo. Al ser Android un sistema operativo libre, muchas empresas están lanzando al mercado sus propias Tablets a bajo costo, con versiones del sistema modificadas por ellos. Y en muchos casos nos encontramos con equipos que no cuentan con el acceso a la tienda oficial de Google, sino a una tienda paralela que el fabricante creó, donde están sólo las aplicaciones que a ellos deciden ofrecer (probablemente para evitar problemas de compatibilidad con un sistema que no lograron insertar de una forma estable).
Es entonces cuando los usuarios, ante la no disponibilidad de aplicaciones como Instagram en la “tienda” a la que da acceso el equipo de fábrica, y la imposibilidad de descargar el APK de forma manual desde el sitio oficial (que nos deriva a Google Play para su instalación), terminan optando por ir a sitios que les ofrezcan esta alternativa, aún cuando su intención no sea hacerlo de manera ilegal.
Conclusión: para evitar dolores de cabeza, en principio asegúrense que el equipo Android que compren no tenga ninguna restricción en cuanto al libre uso del sistema operativo con todas sus funcionalidades (acceso a la Google Play incluida). Y de ser así, no instalen aplicaciones si no es por este medio.