17 julio, 2012
Las novedades del próximo smartphone de Apple no sólo alcanzan su tamaño de pantalla, sino también el grosor y peso total del equipo.
Tal parece que el sucesor del iPhone 4S vendría equipado con tecnología in-cell, que permite la incorporación de sensores táctiles directamente dentro del panel LCD, lo cual posibilita una reducción tanto del peso cuanto del grosor total del aparato, al eliminar una de las capas.
La reducción de peso y grosor redundarían en otro gran beneficio (para Apple al menos): el costo. Concentrar los sensores y la pantalla en un mismo panel permite reducir el costo mediante la eliminación de proveedores, ya que son menos los fabricantes que se encargarán de esa parte del smartphone. Estas pantallas tienen además mayor calidad de imagen, aunque, claro, son más difíciles de fabricar.
Según algunas fuentes del diario The Wall Street Journal, la compañía japonesa Sharp, en conjunto con otros tres productores nipones agrupados en la Japan Display Inc (Sony, Hitachi y Toshiba), además de la coreana LG Display, ya estarían produciendo este tipo de paneles para el esperado iPhone 5.
La elección de este tipo de tecnologías remite, seguramente, a la enorme difusión que le está dando Samsung a sus pantallas OLED como principal vector de promoción, por cuanto tienen muy buena calidad de imagen y son sumamente delgadas por no necesitar retroiluminación. Además, hay una realidad: si Apple aumenta el tamaño de pantalla del próximo iPhone usando la misma tecnología, seguramente obtendrá un equipo más pesado.
En total, las estimaciones indican que el nuevo iPhone sería 1,4 milímetros más delgado que el 4S (que ostenta un total de 9,3 mm de grosor), cifra que se vería aún más reducida si se confirma el reemplazo del actual panel trasero de cristal por uno metálico.
Vía: WSJ, AppleWeblog, TechCrunch, MuyComputer