2 enero, 2012
Un botón mal apretado puede causar una catástrofe. Y esto fue lo que sucedió cuando el pasado 28 de diciembre, un ignoto empleado del New York Times envió un mensaje destinado originalmente a 300 usuarios, que por error fue recibido por más de 8 millones de personas, la mayoría de las cuales ni siquiera estaba suscripta al periódico.
De haber sucedido en Latinoamérica, el suceso bien podría haber pasado como una típica broma del Día de los Inocentes. Sin embargo, en Estados Unidos esos chistes se hacen el 1 de abril, mientras que el resto del año se toman muy en serio las cuestiones sobre spam y privacidad, y el incidente generó una oleada descomunal de llamadas y mensajes al diario, así como innumerables reclamos, quejas y burlas por Twitter y Facebook.
En un primer momento se sospechó de un posible hackeo, ya que la empresa Epsilon Interactive (encargada de gestionar los mails del periódico) sufrió recientemente ataques a sus sistemas, pero con el correr de las horas el diario -que al principio negaba la existencia del incidente- tuvo que reconocer que se trató de un error humano y publicar una disculpa en la web del New York Times.
El texto del mensaje informaba a los suscriptores que la cancelación del servicio era inminente y por lo tanto les ofrecían una bonificación del 50% para seguir teniendo acceso a los contenidos exclusivos del diario. Se ignora cuántos usuarios entre los 8 millones habrán aceptado la oferta. Y tampoco se sabe qué habrá pasado con el pobre empleado que envió el mensaje a la lista de destinatarios equivocada.