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El lector de código de barras cumple 35 años


En los años 70 se estrenó el primer escáner UPC (Código de Producto Universal) que dio paso al inicio de uno de los inventos más masivos de la historia contemporánea y que fue utilizado por primera vez en un paquete de chicles Juicy Fruit Wrigley de 10 unidades en un supermercado de Ohio, Estados Unidos.

Para ser más exactos, los códigos de barras se inventaron en el año 1952 con el objetivo de identificar los vagones ferroviarios, pero no fue sino hasta el 26 de junio de 1974 cuando se popularizó el uso de los bar code, formados por una sucesión de barras negras y espacios en blanco de distinto grosor.

Su lectura mediante un escáner UPC procesa y almacena la información de este código en base a un sistema digital binario donde todo se resume a sucesiones de unos (barras negras) y ceros (espacios en blanco), además de que estos equipos permiten interconectar entre sí distintas sucursales o distribuidores centralizando toda la información de las cadenas comerciales.

Así, una de las ventajas más importantes de la implementación de esta tecnología es para el comercio, ya que ofrece una gran versatilidad a la hora que asignar el precio, controlar el stock, y realizar estadísticas y, adicionalmente, el consumidor obtiene una relación de artículos en el ticket de compra.

Además, los códigos de barra permiten que tanto distribuidores como comerciantes conozcan mejor los parámetros dinámicos de los circuitos comerciales, facilitándoles mejorar el rendimiento y las tomas de decisiones, ya que conocerán con exactitud y al instante toda la información proveniente de los locales de venta, así como los tiempos de permanencia de depósito de cada producto y los días y horas en que los clientes realizan sus rutinas de compras, pudiendo entonces decidir en qué momento deben presentar ofertas, de qué productos y a qué precios.

Con el correr de los años, los scanners ganaron portabilidad, formatos modernos y livianos, resistencia y durabilidad; y a la lectura de códigos de barras se le sumaron aplicaciones de computación móvil y comunicaciones inalámbricas, optimizando así su funcionalidad y favoreciendo las aplicaciones móviles de diversos mercados verticales.

A su vez, la evolución de los lectores de códigos de barra devino en nuevas tecnologías, como la Identificación por Radio Frecuencia o RFID, un sistema de almacenamiento y recuperación de datos remotos que usa dispositivos denominados etiquetas o tags, o los códigos Quick Response (QR) que también almacenan información pero en un código de barras bidimensional que se caracteriza por tres cuadrados que se encuentran en las esquinas de un cuadrado mayor y que permiten detectar la posición del código al lector.

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