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El lado oscuro de Google


La palabra “googlear” ya se acepta como sinónimo de buscar información en Internet, y hasta existen diccionarios de lengua inglesa que admiten el término “to google” en sus páginas, pero no todo es tan inofensivo como parece: el simple “googlear” oculta peligros que la amplia mayoría de quienes utilizan el buscador más famoso desconoce, según advierte el periodista austríaco Gerald Reischl en su reciente libro “El engaño Google, una potencia mundial sin control en Internet”.

“Desde el momento en que nos conectamos, dejamos un rastro de datos susceptible de ser utilizado, en mayor o menor medida, por terceros. A diferencia de Facebook, donde los usuarios introducen voluntariamente la información que ellos desean, Google recopila los datos que dejamos involuntariamente. Esta es la gran diferencia y el origen del peligro”, señala Reischl.

“Google ofrece gratuitamente la función de búsqueda, amén de otros programas, y a cambio recoge información sin pedirla realmente. Te dejan usar una multitud de herramientas sin pagar mientras estás revelando datos que ayudan a un consorcio a aumentar sus ingresos por publicidad y sus beneficios”, explica Reischl en su libro, que responde a las críticas que se levantaron desde distintos lugares avisando sobre los peligros de Google.

“Partiendo de hechos concretos, se demuestra que Google es el más eficiente registrador de datos del mundo; que existe un gran número de patentes y métodos que permiten rastrear, analizar y clasificar a los internautas; que las promesas de no utilizar los datos y borrarlos son meras palabras y que la clave del éxito está en la información de los usuarios”, agrega el periodista austríaco.

De acuerdo a la revista Veintitrés, una de las razones del éxito de Google es el método llamado PageRank, algoritmo que mide la popularidad de una página web y utiliza esta medición para clasificar la página en una lista de resultados. Este algoritmo es uno de los secretos mejor guardados de Google, pero a criterio del autor del libro, no es tan objetivo como dice ser.

“El breve recorrido por la estructura básica de Google demuestra que es perfectamente posible manipular los resultados de búsqueda y que cualquiera puede hacerlo”, señala Reischl. Así, por el resultado de su investigación se puede suponer que Google influye en el resultado de su ranking.

Además, “el 91,63% de los usuarios de Internet se conforma con la primera página de resultados”, según los alemanes Christoph Pichler y Herwig Seitz, expertos en motores de búsqueda, “y cuanto más arriba mejor”, mientras que casi la mitad de los visitantes hace click en la primera posición, y sólo un 3% lo hace en la décima.

Por otro lado, Reischl destaca que “Google persigue a los usuarios, tanto a los que inician una sesión con nombre y contraseña como al resto, y también recopila y utiliza una gran cantidad de información a partir de la conducta de navegación del internauta, las páginas visitadas y otros muchos parámetros no revelados, escudándose en los algoritmos para hablar de todo esto).

Asimismo, el escritor subraya que si bien los datos de las consultas permanecen almacenados durante nueve meses, la información más relevante incluye la dirección IP de la computadora desde la que se ha realizado la búsqueda, día y hora de la consulta y el concepto introducido y como estamos continuamente buscando en Google, “el plazo de los nueve meses se renueva cada día”.

Finalmente, Reisch aseveró que “la supremacía de Google en el mercado es peligrosa para la sociedad. Cualquier empresa con mucho poder se convierte en una amenaza, porque los monopolios no sólo crean dependencia, sino que abren las puertas a la manipulación, ya sea de datos, información u opinión.”

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