13 enero, 2016
Hace poco más de cuatro años Netflix desembarcaba en Argentina (el cuarto país del Mundo donde lo hizo). Para el evento de lanzamiento, vino Reed Hastings, el creador de Netflix y yo, totalmente escéptico sobre el nuevo servicio, tuve el descaro de preguntarle con una sonrisa burlona:
“La gente en nuestro país mira las películas gratis, bajándóselas de Internet o viéndolas en sitios como Cuevana, ¿quién va a pagar por verlas online?“.
Hastings me miró con una sonrisa condescendiente y me contesto: “El agua se puede conseguir gratis, pero vender agua embotellada es un negocio enorme“.
El sabio Reed entendió, antes que nadie, que la única manera de luchar contra la piratería es ofrecer algo mejor a un precio suficientemente barato y nos convenció de empezar a pagar por la comodidad de tener cientos de películas y series disponibles con sólo pulsar un botón de nuestro control remoto y con buena calidad.
Hoy, cuatro años después, Netflix tiene 70 millones de suscriptores que pagan contentos 8 dólares todos los meses (¡hagan la cuenta!) y surgieron decenas de servicios similares.
Es que la TV por Internet tiene tres grandes ventajas sobre la TV tradicional o lineal:
1. Es on demand: vemos lo que queremos cuando queremos.
2. Se ve en cualquier pantalla: TV, PC, tablet, smartphone, ¿smartwatch?…
3. Es personalizada: las recomendaciones están pensadas para mí, tengo mis favoritos, recuerda qué episodios ya miré de mi serie, etc.
Por estas ventajas, incluso las transmisiones en vivo (noticias y deportes), el último refugio de la TV lineal, están migrando: la BBC de Londres hoy tiene más televidentes por Internet que por otros medios.
En estos días Reed Hastings volvió a nuestro país y tuve la oportunidad de hacerle otra pregunta, esta vez menos escéptica: “¿Qué pasará con la TV tradicional?“. Reed me contestó con tranquilidad: “Las estaciones que transmiten televisión lineal deberán convertirse en TV por Internet o desaparecerán”.
¿Cuanta vida pensás que le queda a la TV tradicional?
Miguel Lederkremer
Director Editorial
Revista USERS
Nota editorial publicada originalmente en:
Revista USERS 297 – Enero 2016
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