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¡A la caza de los falsos perfiles de Facebook!


Los usuarios más asiduos a Facebook probablemente tengan incorporados los consejos que daré a continuación, pero el espíritu de este artículo apunta más al “compartir” (justamente, hablando de Facebook) que a consumir, con el objetivo de formar a quienes todavía no saben “defenderse” en un mundo virtual que tiene sus propias reglas. Lo peor de esto es que la vida digital se mezcla cada vez más con la vida real, y lo peor, termina afectando seriamente a esta última.

Si, como muchos consideran, a esta altura todos deberíamos tener más que claras “las reglas” de Internet”, no se entiende cómo todavía sigo recibiendo mails diciendo que Bill Gates está regalando su dinero a quienes lo reenvíen. Es tan vasto este universo, con un crecimiento tan  grande, que la seguridad no puede ser nunca un tema menor o “darse por sabido”

Pero el motivo que genera este artículo es el de los falsos perfiles -algo tan viejo como la Internet msima-, pero en este caso enfocado al ámbito de Facebook. No confundir con quienes asumen un “personaje”, y que hacen explícita esta condición. Me refiero a quienes, ex profeso, crean falsas identidades con el objetivo de llevar adelante acciones que buscan perjudicar a una persona, institución o empresa.

¿Qué acciones? Desde las más inocentes hasta las más graves. Están los que lo hacen para divertirse (con mucho tiempo libre) o los que inventan en las redes sociales a aquella persona que en la realidad no pueden ser. Digamos que son los casos menos “preocupantes”.

Luego están los complicados, los que crean perfiles para divulgar falsas noticias o ánimos populares, atentar contra el trabajo de otros y, todavía más grave, cometer delitos como la pedofilia.

Ejemplifiquemos un caso de “nivel medio”. Muchas empresas han apostado por Facebook para generar un canal de comunicación directa con sus clientes o prospectos, en el marco de un espacio en “furor permanente”. Pero el principal “miedo” de estas empresas es que ese espacio se transforme en un medio para el “abucheo popular“.

Si bien el desempeño de algunas genera esto de manera espontánea, en otros casos se montan falsas campañas a partir de perfiles apócrifos con el fin de descargar rencores laborales, provocar el despido de quien administra ese espacio para intentar ganarlo, o incluso extorsionar para obtener un rédito económico.

Pero ¿cómo detectamos un falso perfil en Facebook? Lo interesante de este espacio es el dinamismo que provoca en sus usuarios activos. A diferencia de Twitter, aquí hay mucho por hacer y el usuario promedio suele dedicar bastante tiempo a publicar fotos, comentar, sumar amigos, cambiar su foto de perfil o portada, recomendar cosas, poner “Me Gusta“, compartir y todo lo que sabemos es común en Facebook.

Quien administra falsos perfiles suele tener a su cargo unas 5 o 6 identidades (2 como mínimo, la propia y la falsa). Y generar este movimiento en todas es realmente un trabajo sólo posible para quien haya montado una empresa en torno a esto, o para quien tenga un colchón de dinero suficiente como para vivir sin trabajar en otra cosa que no sea esto.

Por eso los falsos perfiles de Facebook suelen identificarse por una muy escasa actividad, salvo alguna publicación aislada y la que está relacionada puntualmente a su objetivo. No es extraño encontrarnos con que pasan meses sin que esta supuesta persona publique algo, y de repente ¡PUM! le da una especie de “ataque de hiperactividad virtual“.

Las fotos no abundan, porque obviamente no hay una vida real que retratar. Los álbumes están llenos de imágenes abstractas. Nada de salida con amigos, cumpleaños, o algo que se le parezca. Sí nos encontraremos con unos hermosos paisajes sin ningún ser humano a la vista. Tampoco hay demasiada información respecto a gustos, biografía, empleo, estudio ideología. De casualidad si se completa el campo de “hombre” o “mujer”.

La foto de perfil suele ser otro punto clave. O se opta por una imagen también abstracta, casi elegida al azar en el buscador de imágenes de Google, o el de algun/a modelo cuasi desconocido/a.

Para estos casos afortunadamente contamos con herramientas como TinEye, que es de las pocas que permite subir una imagen -además de poder insertar su URL- para que rastree similitudes en la web.

Vuelvo a ejemplificar. El siguiente perfil nos muestra a una chica muy agraciada disfrutando de un chapuzón en la pileta. Aparte de ésta, la única foto presente es la que usó para la portada, que subió luego de casi 1 año de inactividad. Por supuesto, se trata de un paisaje.

Si nos guiamos por la foto, más de uno se haría "amigo" de inmediato de esta chica

Usando TinEye, nos encontramos con que… ¡Oh casualidad!, la imagen de perfil corresponde a un banco de imágenes, puntualmente éste: http://www.f1online.pro/en/image-details/4343788.html

¡Oh no! ¡La chica de nuestros sueños terminó siendo una modelo sueca!

Puntualmente, este perfil se usó para dar “apoyo” a un intento de extorsión por parte de un usuario hacia una empresa bajo la amenaza de generar un “escrache virtual”. Esta “chica” aparecía adhiriendo la iniciativa de manera pública.

Espero les sirvan estos datos, puntuales pero efectivos para evitar algún dolor de cabeza. Si quieren profundizar más en en el tema, les recomiendo la nota de tapa que escribí para USERS #252, y por supuesto los invito a debatir a través de los comentarios.

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