21 febrero, 2014
A la luz de un precio que rompió con todos los parámetros, la adquisición de WhatsApp por parte de Facebook sigue dando tela para cortar.
La historia del startup comienza bien lejos del valle de Santa Clara, en la Ucrania natal del fundador de WhatsApp Jan Koum, en una pequeña aldea rural. A pesar de no contar con teléfono o siquiera agua caliente, es muy probable que los buenos recuerdos de la vida rural en las afueras de Kiev son los que mantienen en Koum su histórica aversión a la publicidad.
Luego de mudarse a Silicon Valley con su madre a los 16, el joven Koum comienza una carrera autodidacta en redes comprando libros en una librería de usados, los cuales eran devueltos luego de leerlos. Ya dentro de la Universidad de San Jose entra en la consultora Ernst & Young y conoce a Brian Acton, quien años despues lo convecería de que continuara con su proyecto WhatsApp. Meses después de su paso por la consultora, entra a Yahoo como ingeniero de infraestructura y deja la universidad.
En el 2000 la madre de Koum muere y es Acton quien le ofrece soporte emocional, con el ultimate frisbee como factor común entre los deportes. Ambos vieron los tambaleantes momentos de Yahoo durante los primeros años de la década pasada, hasta que finalmente en 2007 Acton y Koum se van de la firma.
Luego de un año sabático en el cual viajan a sudamérica y juegan más utlimate frisbee, los dos ex Yahoo comienzan a buscar trabajo. Acton intenta en Twitter y es rechazado, mientras que ambos prueban sin éxito conseguir un lugar en Facebook. Paradoja del destino, “somos parte del club de rechazados de Facebook”, dice Acton.
Facebook turned me down. It was a great opportunity to connect with some fantastic people. Looking forward to life’s next adventure.
— Brian Acton (@brianacton) August 3, 2009
Llamativamente fue la decisión de Koum de adquirir un iPhone a principios de 2009 la que lo anotició de la increíble oportunidad que había dentro de la AppStore: el mercado de las apps. El primer WhatsApp ni siquiera era una aplicación de mensajería, sino una forma de hacer saber a nuestros contactos qué estabamos haciendo, mediante status que acompañaban los nombres (en el gym, en la oficina, disponible, batería baja, etc). De nuevo, el lanzamiento de las notificaciones push por parte de Apple en 2009 permitía a los usuarios de WhatsApp enviar sus status a toda la red sin que los usuarios estuvieran usando la app en ese momento. Eventualmente todo evolucionó en un servicio de mensajería instantánea.
Acton todavía buscaba trabajo en ese momento, y luego de que Koum le mostrara su invención (la versión 2.0 con elementos propios de mensajería y con el icónico “double check “), se unió al proyecto. Su aporte fueron 250 mil dólares en inversiones por parte de cinco ex compañeros de Yahoo, los cuales le hicieron ganar su lugar como fundador de WhatsApp, y un porcentaje accionario. Actualmente, ambos fundadores mantienen en conjunto más del 60% de WhatsApp, mientras que los miembros con mas años dentro del proyecto también tienen porcentajes altos del órden del 1%.
Hacia adelante, el crecimiento fue exponencial. WhatsApp se convertía de a poco en el reemplazante de los SMS, aunque las notificaciones del servicio mediante SMS aún representaban un gasto enorme para la compañía. Cada tanto, la firma cambiaba a un sistema de pago para aminorar el crecimiento de su plataforma (y los SMS que debían enviar para confirmar las nuevas cuentas), pero al agregar el envío de fotos para la versión de la app para iPhone, aún su tarifa de 1 dolar no fue suficiente para aminorar el éxito del servicio.
Al momento de firmar el contrato de sus vidas por 19 mil millones de dólares con Facebook, Acton y Koum salieron de los cuarteles generales de WhatsApp y se dirigieron al edificio que alguna vez ocupara el North County Social Services, donde algunos años atrás, luego de abandonar Yahoo y en alguna lejana situación desesperante, Koum había ido en busca de asistencia social.
Vía: Forbes, TechCrunch