11 marzo, 2019
Científicos del CONICET de Córdoba desarrollaron un sistema que podría utilizarse para establecer el sitio de origen de los productos alimenticios. El método fue probado con varios productos, incluyendo vinos tintos, carne bovina, trigo, miel y más recientemente leche.
Los alimentos son analizados según una serie de variables químicas que actúan como huellas de su procedencia. Según explica Daniel Wunderlin, director del proyecto, el objetivo es poder rastrear el camino de los alimentos “desde la granja al tenedor”.
En el caso de la leche, el equipo de Wunderlin se enfocó en más de 30 elementos de la tabla periódica y la composición de algunos isótopos estables (como es el caso del nitrógeno y del carbono) en el suelo, el agua, el forraje y la leche de los tambos. De esa manera se crearon registros para diferentes ubicaciones del país. Wunderlin explica que “Al igual que las huellas dactilares sirven para identificar personas, el perfil químico que se establece con nuestro método serviría para identificar la procedencia de la leche”.
De todos los aspectos involucrados el agua y el suelo son los más importantes a la hora de establecer el rasgo químico.
Wunderlin señaló que la implementación del método implicaría cierto nivel de inversión, un primer paso sería crear una base de datos que incluyera a todas las regiones del país que fueran productoras. De realizarse este esfuerzo se obtendría un mejor precio para el producto en el mercado y el consumidor tendría productos más confiables.
Para Argentina sería además una excelente herramienta para detectar los casos de fraude cuando los productos son declarados como procedentes del país falsamente, o de una región a la que no pertenecen.