21 agosto, 2013
No han sido meses fáciles para HTC. Se han ido ejecutivos y se han lanzado equipos prometedores que no calaron entre los consumidores, como el First o también conocido como “Facebook phone“.
Ya hemos visto que, en un intento de revalorizar la marca, se convocó al actor Robert Downey Jr., lo cual, al menos hasta ahora, parece funcionarles.
Pues bien, en el medio de todos estos cambios y seguramente con muchas historias semejantes anteriores en su memoria, está el CEO de la firma Peter Chou, que luego de 10 años en el cargo debe haber visto muchas cosas semejantes. Justamente a ellas apuntó Reuters, consultando a varios ex ejecutivos y actuales trabajadores de la compañía, en busca de sus opiniones acerca del rol y el liderazgo de Chou.
El CEO es reconocido por su casi obsesiva atención al detalle y a su capacidad para tomar decisiones rápidamente, lo cual le permitía a HTC amoldarse a los cambios de forma eficiente, particularmente en un mercado en desarrollo como lo era el de los smartphones hace algunos años.
Pero ahora que ese nicho se estabilizó y que los fabricantes deben diferenciarse por otras cuestiones de sus competidores, estos puntos que podrían llegar a reconocerse como fortalezas hace un tiempo, terminan siendo debilidades. “El problema es que no tienen una estrategia a largo plazo” indicaba un ex ejecutivo, remarcando que estos “volantazos” no dan un rumbo claro a la empresa hacia el futuro, generando desconfianza.
Sumado a ello, la reticencia a aceptar las decisiones de otros ejecutivos (llegando incluso a criticarlas abiertamente) es otro de los puntos flojos de Chou. Esta posición incluso empeora si estos ejecutivos son extranjeros, razón por la cual muchos de los fichajes no taiwaneses de la firma han renunciado, lo cual a su vez llevó a que la mayor parte de las operaciones (excepto el diseño) se realicen desde Taipéi.
Llegado el caso y si la situación de la firma no cambia ni siquiera con un flagship como el HTC One alto en ventas, o con la ayuda de Iron Man, tal vez Peter Chou respete la promesa realizada a los miembros de la la compañía hace un tiempo y decida renunciar. Aunque, de nuevo, en la firma saben que “parte de las debilidades es que no hay un sucesor obvio, y eso no es bueno para la moral”.