6 octubre, 2011
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inauguró el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología, ubicado en la ex Bodegas Giol de la ciudad de Buenos Aires, en un evento donde acudieron el ministro de esa cartera, Lino Barañao, y diversas autoridades nacionales.
Dentro de un clima mezcla de fiesta histórica y acto proselitista, el evento se caracterizó por tener “sabor a tecnología”. En primer lugar, la presidenta reconoció que le “hubiera gustado” conocer a Steve Jobs y citó una frase, que consideró fuerte, para ilustrar la necesidad de que se renueve la generación de científicos en el país: “La muerte es el mejor invento porque permite que lo viejo sea sustituido por lo nuevo”.
En segundo lugar, la tecnología se hizo presente en las bondades de la videoconferencia para que la presidenta hablara con las ciudades de La Plata y Villa María, con el objeto de mostrar el trabajo realizado en el laboratorio de vacunas Tomas Perón y una universidad, respectivamente.
La tercera videoconferencia fue realizada con la Universidad de San Martín, donde se instaló un laboratorio de biotecnología de 4.000 metros cuadrados y con una inversión de 30 millones de pesos. La mandataria charló con un científico que volvió a la Argentina y que celebró que “se pueda hacer ciencia en el país”.
La mayor cantidad de tiempo se lo llevaron los directivos de Max Plank, una sociedad científica nacida en Alemania que instalará en el Polo Tecnológico su primer laboratorio de Sudamérica. Uno de los científicos más reconocidos de ese establecimiento, Peter Gruss, invitó a invertir en el “bienestar de la gente” al apostar a la ciencia y la tecnología.
En efecto, lo que se terminó fue la primera etapa del proyecto, que consistió en la inauguración del Edificio Rojo del nuevo Ministerio.