8 diciembre, 2008
Son varios los motivos por los cuales es necesario pensar en el modelo de smartphone que compraremos, para no dejarnos llevar por la oferta de turno que ofrece la operadora celular o la atractiva publicidad del fabricante. No hay que olvidar que se trata del hardware que más tiempo estará junto a nosotros durante su ciclo de vida. De hecho, nos despertamos con él al usarlo como alarma, y nos acompaña a lo largo de toda la jornada. Por último, mediante este dispositivo nos comunicaremos con nuestros contactos, y llevaremos en él datos importantes de nuestra vida personal y laboral.
Por todas estas razones, y por otras más, es necesario considerar los siguientes aspectos, a fin de elegir el que mejor se amolde a nuestras necesidades:
• Conectividad: Como mediante el equipo se puede chequear el e-mail y navegar por Internet, entre otras aplicaciones basadas en datos, los modelos que ofrecen conectividad Wi-Fi cuentan con ventaja adicional con respecto a los que sólo ofrecen acceso mediante la red celular.
• Batería: Su duración es vital. Dadas las funcionalidades de un teléfono inteligente, el usuario lo exigirá mucho más que a uno convencional. Por tal motivo, es preciso que disponga de una batería potente, que permita reproducir música, capturar muchas fotos, revisar el correo varias veces y acceder a Internet, sin tener la obligación de recargarlo todas las noches.
• Tamaño: Se trata de una variable muy subjetiva. Los que tienen buena vista y quieren llevar su smartphone en el bolsillo pueden optar por uno pequeño. Ahora, quienes prioricen la agilidad a la hora de escribir y tengan dedos grandes deberían inclinarse por uno con teclado QWERTY. En ambos casos, el buen tamaño de la pantalla es esencial: sus ojos se lo agradecerán.
• Ergonomía: Sería fácil optar por el celular que tiene la pantalla y el teclado más amplios, para trabajar con más comodidad. Eso sí, a la hora de utilizarlo para hablar, la sensación de tener “un ladrillo en la oreja” será inevitable.
• Capacidad de almacenamiento: Además de las aplicaciones que vengan de fábrica, hay otras que pueden descargarse desde la Web. Si a esto le sumamos los archivos laborales, cientos de contactos, miles de citas de la agenda, las canciones favoritas y algunas fotos, el teléfono colapsará rápidamente. No olvide detenerse en la capacidad de memoria interna que incorpora y, sobre todo, en la de memoria externa que acepta. En ambos casos, cuanto más grande sea, mejor.
En definitiva, el mejor consejo es testear, aunque sea rápidamente, los modelos que más le gusten: redacte un mail, intente conectarse a Internet y leer una página web, cárguelo en la mano, guárdelo en su bolsillo y recorra rápidamente su menú. Por último, no olvide realizar una llamada telefónica para verificar su calidad. En definitiva, se trata de un teléfono.