30 marzo, 2013
Recientemente el Congreso estadounidense determinó por ley que las oficinas de importancia dentro de la administración pública de aquél país debían “avisar” a las fuerzas federales cada vez que quisieran hacer una compra de equipamiento tecnológico de orígen chino.
De esta forma, el Departamento de Justicia, el de Comercio, la NASA o la National Science Foundation entre otras agencias gubernamentales, deberán llenar un informe que establezca formalmente el riesgo de espionaje que implica su posible compra. De hecho, este informe deberá especificar (mediante el asesoramiento del FBI) si el sistema a adquirir “es producido, fabricado o ensamblado por una o más entidades que son propiedad, se dirigen o se subsidian” por el gobierno chino.
Dicen desde Washington que la ley tiene como propósito disminuir el riesgo de ciber espionaje, pero la autoridades chinas creen que podría haber consecuencias drásticas en respuesta.
Según el representantes del Ministerio de Comercio chino Shen Danyang, “esto impactará directamente en los negocios existentes entre partners chinos y empresas norteamericanas, en tanto significa regular el intercambio“. “Este abuso en las supuestas “medidas de seguridad” es injusto para las compañías chinas, y extiende la práctica discriminatoria de la presunción de culpabilidad”, continuó el vocero, y finalizó “esto daña severamente la confianza mutua entre los EEUU y China”.
Por su parte y en el mismo sentido, el Ministro de Relaciones Exteriores chino Hong Lei destacó que esta nueva legislación “usa la seguridad en internet como excusa para discriminar a las compañías chinas“. Estados Unidos tiene un altísimo volumen de intercambio con China, y de hecho en mayo de 2012 había importado 129 mil millones de dólares en “productos de tecnología avanzada”, según un informe del Congressional Research Service.
Esta ley no podría venir en un peor momento en las relaciones entre ambas potencias, solo a algunas semanas del cruce de acusaciones mutuas por ciberataques a las infraestructura gubernamentales de ambos países, y a meses de que Estados Unidos prohibiera la compra de equipos de ZTE y Huawei, por aparentes lazos comerciales de estas firmas con Irán.