14 julio, 2010
En México nos encontramos, al primer semestre, con niveles de penetración de telecomunicaciones fijas y móviles en 18 y 79% de la población, respectivamente.
¿Qué tienen en común Internet de banda ancha, la alimentación, la vivienda, la salud y la educación? Que en Finlandia, desde el 1 de julio pasado, todos ellos son un derecho fundamental para todos sus ciudadanos.
No es de extrañar que este país de Europa del Norte, que se convierte en el primero en elevar al rango constitucional la conectividad, cuente con una penetración de 96% de este servicio.
Ya de aquella región del mundo, tuvimos noticias de Noruega y Suecia de que el año pasado, sus autoridades estadísticas dejaron de medir el analfabetismo. Claro, para qué medir algo que no existe, al menos no en esos países.
Lo que resulta para ellos es medir, como indicador social de desarrollo y de bienestar, el alfabetismo digital o la proporción de personas con capacidad efectiva para utilizar una computadora o algún otro medio de acceso digital.
Y es que tiene toda la razón el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando afirma que el mundo se ha vuelto móvil y declara la revolución inalámbrica, duplicando el espectro disponible para la transmisión de datos.
De acuerdo con el anuncio, el gobierno estadounidense planea liberar y reasignar hasta 500 MHz, provenientes de diversas fuentes, a lo largo de los próximos 10 años. De estos 500 MHz, se pretende que 300 MHz entre las frecuencias de 225 MHz y 3.7 GHz estén disponibles para uso por primera vez en la historia.
Los 200 MHz restantes serán recuperados en parte por asignaciones al gobierno federal que serán liberadas. Se buscarán mecanismos para que se puedan reasignar 120 MHz de bandas asignadas a la radiodifusión.
Estas acciones complementan las licitaciones llevadas a cabo en el 2008, por medio de las cuales se asignó el espectro que sería liberado por la transición a la TV digital.
En contraparte, en México nos encontramos al primer trimestre del 2010 con los niveles de penetración de telecomunicaciones fijas y móviles de 18 y 79% de la población, respectivamente, muy por debajo de naciones similares a la nuestra, como Argentina o Chile.
Y en cuanto a servicios por hogar, la penetración de televisión restringida e Internet alcanzan 31 y 37% de los mismos, con los cuales políticas similares a la finlandesa suenan imposibles.
Por eso es importante sentar las bases para atraer mayores inversiones en infraestructura con reglas claras y conducentes, como liberar y licitar una mayor cantidad del espectro para servicios de banda ancha móvil; la gobernanza transparente y estable del sector, y una regulación convergente que se adapte de forma oportuna a los cambios tecnológicos.
Aquellos que mezquinamente argumentan que no se debe licitar más espectro podrían usar un poco más Internet para revisar lo que ya sucede y sucedió en algunos países, de cuya experiencia es indudable que debemos asimilar las buenas acciones y los buenos resultados.
*Por Ernesto Piedras, Director General de The Competitive Intelligence Unit