14 abril, 2020
Amazon no es una empresa conocida por el buen trato a sus empleados. El afecto de Jeff Bezos parece ser mayor cuando se trata de los eficientes y poco demandantes robots.
Hace unos días la compañía despidió a dos empleados que habían criticado las condiciones de trabajo en los almacenes por no cumplir con los estándares de seguridad necesarios ante la amenaza del coronavirus.
Emily Cunningham y Maren Costa, perdieron sus puestos un par de semanas después de que otro empleado, Christian Smalls, sufriera el mismo destino por la misma razón.
La compañía se ha defendido argumentando que aunque respeta el derecho de sus empleados a criticar sus condiciones de trabajo, eso no supone que tengan inmunidad contra todas las políticas internas.
En relación a Small la compañía había señalado que fue despedido porque había concurrido a las instalaciones luego de que se le pidiera que permaneciera en su casa en cuarentena.
Contexto
Amazon ha contratado más de 100 mil nuevos empleados para cumplir con el incremento de la demanda de pedidos debido a las cuarentenas y restricciones de movilidad.
La compañía ha anunciado que buscará otros 75 mil para cumplir con sus actuales exigencias. Muchos de estos puestos son, claro está, de carácter temporal.
Para una empresa tan grande, y con este nuevo nivel de exigencia, es cierto que la actualización de los protocolos y medidas de seguridad no es algo sencillo.
Sin embargo, las condiciones de trabajo de Amazon siempre han sido malas, y las prácticas denunciadas van más allá de simples dificultades de adaptación.
Por dicho motivo el gobernador de la ciudad de Nueva York, Bill de Blasio, le ordenó a la comisión de derechos humanos de la ciudad que investigara las denuncias de Smalls.
Las empleadas recientemente despedidas también forman parte del grupo de empleados de Amazon que han alzado su voz para que la empresa tome medidas en favor del medioambiente.
