3 julio, 2018
Mi hija llega a casa mirando su smartphone, se tira en la cama sin quitar los ojos de la pantalla, a regañadientes lo deja un rato en su cuarto para cenar, luego vuelve corriendo a su celu ver qué se perdió, para finalmente dormirse mirando el teléfono. Los demás integrantes de la familia mostramos síntomas similares: a la noche, en la cama, ya no hablamos mucho de nuestro día, no leemos libros, ni siquiera miramos tele juntos. Cada uno mira la pantalla de su celu. ¿Les resulta conocido el panorama?
¿Pero qué consumimos? Internet chatarra: el scroll infinito de Twitter, Instagram, Facebook y Snapchat. ¿Cuánto de lo que leemos es digno de recordar? ¿El 10%? Como con el antiguo zapping de la TV, luego de unas horas nuestro cerebro es un bloque de telgopor y solo nos queda una sensación de vacío, de haber malgastado preciosas horas de nuestra vida. Pero lo volvemos a hacer. Admitámoslo: somos adictos.
Para combatir esta epidemia de adicción al celular, todas las grandes empresas de la tecnología están lanzando en estos días iniciativas de Digital Wellbeing o Bienestar Digital. El próximo Android P incluirá la app Dashboard, que nos informará cuánto tiempo utilizamos cada aplicación, y App Timer, para limitar su uso. Al acercarnos, por ejemplo, a las 2 horas diarias de Twitter, el equipo nos avisará; cumplido el tiempo, el ícono se pondrá gris y ya no podremos abrir Twitter. Wind Down pondrá la pantalla en blanco y negro al acercarse la hora de dormir, haciéndola supuestamente menos adictiva. Shush deshabilitará las notificaciones (principal fuente de distracción y ansiedad) al apoyar el teléfono boca abajo. Apple en su nuevo iOS 12 introducirá características similares, como Screen Time y mejoras en la gestión del “No molestar” y las notificaciones. Instagram, por su parte, anunció que incorporará Usage Insights para controlar cuanto tiempo le dedicamos. Motorola lanza su campaña “Phone-Life Balance” proponiéndonos que instalemos la app Space para cortar nuestra adicción (yo uso RescueTime, me gusta porque corre también en la PC).
Personalmente desconfío de estas iniciativas. El objetivo de empresas como Google, Twitter o Facebook es volvernos lo más adictos posible al teléfono. La relación es directa: cuanto más tiempo pasamos mirando la pantalla, mayor es la facturación en publicidad. Son monstruos que se alimentan de nuestra atención. Por otro lado, todas estas iniciativas les permitirán obtener más de su otro alimento favorito: nuestros datos,.
Ok, estas aplicaciones nos ayudarán a tomar conciencia de la cantidad absurda de veces que consultamos el teléfono al día (¿50? ¿100?) y las incontables horas que le dedicamos. Pero la clave es nuestro cambio de actitud, debemos liberarnos del FoMO (Fear of Missing Out), el miedo a perdernos algo, y convertirlo en JOMO (Joy of Missing Out), la felicidad de perdernos cosas, desintoxicarnos de lo digital, y disfrutar el momento, el lugar y la persona con la que estamos.
¿Nos liberaremos de la adicción al teléfono o terminaremos convertidos en zombies?
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Miguel Lederkremer
Director Editorial
Revista USERS
Twitter: @leder
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Esta nota forma parte de la revista USERS 327 – Julio 2018.
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