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Se viene la era del reconocimiento facial: ¿fascinante o peligroso?


El reconocimiento facial es una tecnología cada vez más presente en equipos capaces de captar imágenes. Muchas computadoras portátiles lo han incorporado, a través de su webcam, para facilitar el inicio de sesión. En mi caso particular lo uso y debo reconocer que resulta sumamente práctico el hecho de apenas me acerque a la pantalla Windows entre en actividad.

Cámaras como la Kodak EasyShare M580 también sacan provecho de esta tecnología para que, apenas sacada una foto se haga el etiquetado, y al subirla a redes socialeséste se incorpore automáticamente (cosa que también encontramos en muchísimos smartphones). Y hablando de redes sociales, también tuvimos la noticia de que Facebook ya cuenta con un sistema de “sugerencia” automática de etiquetado, que está en discusión por su posible invasión a la privacidad.

La cuestión es que el reconocimiento facial está dejando de ser una función destinada a un uso personal, para empezar a tomar un carácter público que en cierto aspecto puede resultar preocupante.

Uno de los desarrollos que decidió “abrir el juego” del reconocimiento facial a todo el mundo (estén o no de acuerdo), es SceneTap. Lo que proponen sus desarrolladores es la instalación de cámaras con esta tecnología en los distintos bares de una ciudad, sin la resolución suficiente como para reconocer la identidad de una persona, pero sí con la necesaria para determinar si se trata de un hombre o una mujer.

Así, combinado con una aplicación para iOS, podemos enterarnos de cuánta gente hay en los bares que nos interesan, y qué porcentaje pertenece a cada sexo. También la aplicación nos informa de la cantidad de gente que en total decidió salir esa noche, y qué zona albergó a la mayoría. Por supuesto que esto va anidado a otros servicios, como cupones de descuento o incluso la posibilidad de hacer consultas directamente a los encargados del lugar antes de ir.

En este momento, unos 200 bares de los Estados Unidos han decidido implementar este sistema, y se espera que pronto sean muchos más (por supuesto que, para esto, deben aceptar la instalación de las cámaras respectivas).

[frasefuerza]Sin dudas esto abre un debate tan interesante como importante. ¿Es el reconocimiento facial, usado en ámbitos públicos, un servicio o una invasión a la privacidad? [/frasefuerza]

Pongamos sobre el tapete algunos puntos a favor, y otros en contra, como para sacar conclusiones.

A favor

  • Con un servicio como SceneTap, podríamos elegir de antemano a qué lugar ir, y evitarnos la desagradable sorpresa de encontrarnos con un lugar abarrotado, y reduciendo además la circulación de vehículos que deambulan sin saber dónde parar.
  • Los entes reguladores podrían determinar muy fácilmente si un lugar público excedió el límite establecido de concurrentes.
  • Los propietarios de estos lugares podrían obtener estadísticas automáticas que les permitirían poner en marcha campañas de marketing específicas, según el equilibrio demográfico de sus asistentes.
  • En materia de seguridad, los estadios podrían contar con un sistema que identifique automáticamente a los autores de hechos delictivos que tengan prohibido el acceso a estos lugares, actuando en consecuencia.

 

En contra

  • Nada garantiza a los asistentes del bar que las cámaras no estén en realidad haciendo identificación de rostros, lo que implicaría otorgarle a desconocidos información que puede ser muy sensible para nuestra privacidad y seguridad.
  • La tecnología no garantiza que los entes reguladores o encargados de la seguridad cumplan con su deber ante el acceso de delincuentes. Nada de esto sirve si no hay voluntad política de hacer cumplir las leyes.
  • La diferenciación de sexo (hombre/mujer) no aporta ningún dato relacionado a los intereses de los asistentes a esos lugares públicos (ganas de conocer o no a alguien, o preferencias sexuales, entre otras cosas). Es un dato que, para la sociedad actual, puede resultar bastante acotado.
  • La información de la cantidad de gente no siempre es acompañada por el contexto en el que se da esta situación. Puede darse el caso que una noche un bar refleje una asistencia de 50 personas (lo que muchos podrían considerar fracaso), aunque en realidad se trate de una fiesta privada.

 

Éstas son sólo algunas de las cuestiones que nos plantea el uso de esta tecnología. Los invito a sumar más pros y contras, y hacer su propia balanza de qué tan buena o mala puede resultar la implementación de un sistema de reconocimiento de rostros en ámbitos públicos.

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