10 junio, 2011
En más de una ocasión me tocó asistir a un evento (recital, obra de teatro o puesta en escena), para encontrarme con la típica advertencia de la prohibición de sacar fotografías. Es lógico que en ocasiones el “flasheo” constante puede provocar molestias a los que están en el escenario, y en otras se quiera “salvaguardar” la propiedad intelectual de lo que se muestra, para evitar que otros la copien o que se difunda por Internet. De todas formas, no deja de ser fustrante para quienes pagamos un buen dinero por el espectáculo y simplemente queremos llevarnos un recuerdo de nuestra presencia ahí, sin ningún ánimo de lucro o robar alguna idea.
En mi última visita al teatro, me generó mucha gracia la veintena de agentes de seguridad dotados de punteros láser, dirigiendo el haz de luz hacia la lente de cada cámara que asomaba, con el objetivo de “advertir” a su portador y arruinarle la foto. Entre el humo de los efectos y esos lásers, me sentía rodeado por un equipo S.W.A.T. a punto de abordar el lugar.
Pero como se sabe que a los productores de esos espectáculos la situación no les genera tanta gracia, parece que empresas como Apple estarían trabajando en un sistema capaz de implantar una marca de agua automática en las fotos que se obtengan con los equipos de su firma, o directamente bloquear su funcionamiento si se activan en uno de estos recintos.
La noticia salió a la luz porque el 2 de junio de 2011 la oficina de patentes y marcas de los Estados Unidos recibió una solicitud de patente para un sistema que tendría esta finalidad, por parte de la firma de la manzana.
Funcionamiento
Normalmente tenemos la concepción de que una cámara fotográfica obtiene la imagen a partir de la luz visible que recibe por parte de todos los objetos que conforman la escena. Pero el punto es que, dependiendo de la sensibilidad del sensor, estos equipos también son capaces de capturar espectros de luces que son invisibles para el ojo humano, por ejemplo los que están dentro del rango de los infrarrojos.
Esto es muy fácil de comprobar: apunten una videocámara o cámara de fotos al LED emisor de un control remoto, accionen cualquier botón de comando, y verán a través del display cómo la luz del mismo parpadea, cosa que nos resultaría imposible apreciar de manera directa.
La gente de Apple pensó que ésta sería una buena oportunidad para poner en práctica un sistema “anti-fotografía” en lugares no permitidos. ¿Cómo funcionaría? Con la instalación de potentes emisores de luz infrarroja, que la cámara de un iPhone podría captar (aunque no el ojo humano), y con los cuales se le “transmitiría” un comando codificado (muy similar al de un control remoto), para que el equipo active dos funciones (según el caso): o la desactivación total de la toma de imágenes, o la impresión sobre la misma de una marca de agua o un zócalo.
El segundo caso sería más aplicable a recintos como museos. Supongamos que le sacamos la foto a un cuadro. Al ver la foto reflejada en el display, veríamos cómo automáticamente se le agrega al pié un zócalo con información relacionada al origen del mismo (con lo cual se escudarían en un uso práctico de este sistema), pero también los datos de copyright correspondientes (el motivo real de esta implementación).
Técnicamente es muy factible la aplicación de esto, tanto para smartphones como para cámaras digitales convencionales. Tengamos en cuenta que, antes del Bluetooth, los celulares incluían emisores y receptores infrarrojos con los que era posible incluso transferir fotografías o archivos de un equipo al otro. En este caso, la cuestión sería mucho más sencilla, ya que se trataría de apenas un comando o, en el más complejo de los casos, una marca de agua.
¿Qué opinan? ¿Es esta una forma de controlar el uso indiscriminado de las cámaras fotográficas en cualquier recinto, o un acto de absoluta censura?