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Utilizar un único dispositivo convergente resultó ser una utopía


Hace años que escucho hablar de la convergencia tecnológica y sus bondades, es especial, que gracias a ella podemos contar con un único dispositivo que cumple las funciones de varios de tal modo que ya no sería necesario movernos con diversos equipos según deseemos escuchar música, hablar por teléfono, tomar fotos, enviar y recibir e-mails, leer y editar un texto, etc.

Pues bien, después de varios años de ilusión esperando que llegue la hora de ser propietaria de un dispositivo de este tipo, y tras testear varios, he llegado a una triste conclusión: “Utilizar un único equipo para todas nuestras necesidades de conectividad, productividad y entretenimiento es una utopía”.

Más allá de lo que digan las publicidades, lo cierto es que con un único aparato no alcanza. Encima, el mercado no deja de lanzar nuevos productos que no hacen más que multiplicar la gama de opciones y requemientos.

Llego a esta conclusión después de mi propia experiencia: De la desktop pasé a la notebook porque tenía “necesidad de movilizarme con toda mi información a cuestas” (¡Hecho que me produjo más de un dolor de espalda!).

Pero pensé que esta etapa había llegado a su fin el día que obtuve mi primer smartphone, ya que gracias a él dejé de portar el reproductor MP3, la cámara digital, el celular tradicional y, como consecuencia de sus funciones vinculadas a la productividad, abandoné la costumbre de desplazarme por la ciudad con la notebook, ya que desde el smartphone podía enviar y recibir e-mails y acceder a Internet. Incluso, también contaba con la posibilidad de leer e editar textos en Word, planillas de Excel, entre otras tantas funciones. Todo muy lindo, pero en la práctica, jamás pude editar un artículo periodístico, mucho menos leer una planilla de Excel o escribir un e-mail extenso pues es realmente incómodo tipear un par de párrafos con el teclado QWERTY. Lo mismo sucede con la lectura. De hecho, aunque no tengo problemas de visión, resulta muy engorroso seguir al detalle un texto entero moviendo todo el tiempo el cursor para que éste vaya desplazándose por la diminuta pantalla.

Para salvar estos problemas, llegaron hace un tiempo al mercado las ya famosas netbooks, estas PCs ultraportátiles de bajo costo y de dimensiones y peso reducidos, que sirven de “complemento” ya que cuentan con acceso a Internet y a las principales aplicaciones de una PC.

Entonces, mientras el discurso aún vigente de que con los dispositivos convergentes un usuario puede llevar muchos aparatos en uno, lo cierto es que ya se ha configurado un escenario en cual muchos de nosotros ya tenemos que contar con tres dispositivos que se “complementan” entre sí: Una computadora, ya sea desktop o notebooks, para trabajar diariamente y almacenar allí toda la información. La netbook, que sirve para cuando estamos en la calle y necesitamos trabajar en intervalos reducidos, ya sea chequeando mails o trabajando sobre documentos y planillas. Por último, el smartphone, que es el equipo que más nos acompaña durante el día, mediante el cual podemos conectarnos a Internet en cualquier lugar y momento, de manera rápida sencilla y sin la necesidad de “sentarse” para abrir y encender una computadora.

En definitiva, la promesa de la convergencia tecnológica plasmada en un único dispositivo resultó no ser cumplida (por ahora) para mis necesidades laborales, y la de muchos usuarios, en especial, los empresariales.

Por Débora Slotnisky

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