12 noviembre, 2008
El modelo del Software como Servicio (SaaS) consiste en abonar un canon mensual por el uso de soluciones informáticas a un proveedor IT, sin tener que instalarlas ni mantenerlas en el propio centro de cómputos: qué riesgos presenta este sistema y cuáles son las consideraciones clave para su adopción.
La posibilidad de contratar el uso de un determinado software a un tercero, como un servicio por el cual
se paga un alquiler mensual, sin necesidad de instalarlo en el propio centro de cómputos (con la inversión
en infraestructura que esto supone) ni tener que ocuparse de la continuidad de la prestación ni de la seguridad de los datos, puede parecer tentadora para muchas empresas que no tienen personal especializado en IT y prefieren concentrarse en su negocio principal. Si a esto le agregamos que, a través
de este camino, y por una cuestión de economía de escala, las pymes pueden acceder a tecnología de punta –ya que un mismo proveedor ofrece el servicio a muchas otras firmas en un esquema “de uno a muchos” y, por lo tanto, puede invertir en recursos de vanguardia–, la tentación es aún mayor. Sin embargo, esta modalidad, denominada Software como Servicio (SaaS, Software as a Service), recién está danto sus primeros pasos en la Argentina, por distintos factores que se detallan a la largo de esta nota.
Conceptualmente, se denomina Software como Servicio a un modelo de distribución o entrega de aplicaciones según el cual una compañía de IT provee el servicio de operación diaria, mantenimiento y soporte de la solución informática usada por el cliente. Es decir, en vez de instalar el software en el centro de cómputos de la pyme (mediante una implementación directa en sus equipos, tal como sucedía en la modalidad tradicional de software propietario, en la que se abonaban licencias), en este esquema
la solución queda hospedada en el data center del proveedor del servicio, que ofrece la misma aplicación a muchas empresas, con lo cual logra economía de escala. El cliente no es propietario ni del software ni del hardware sobre el cual corre la aplicación; ambos están alojados en el centro de cómputos del proveedor, es
decir, fuera de sus instalaciones.
El modelo SaaS comparte algunas ventajas del outsourcing: la empresa cliente no tiene que pagar por la
adquisición del software ni inmovilizar capital, y la solución informática se ejecuta en un ambiente físico
adecuado (con mejores condiciones en cuanto a seguridad y calidad del equipamiento, con una continuidad
de alimentación energética mayor de la que podría obtenerse en un centro de cómputos propio, y con más
protección contra daños físicos ocasionados por sabotaje o incendios, por mencionar sólo algunos ejemplos).
Por lo común, bajo el modelo SaaS, el acceso remoto se concreta a través de Internet, con lo cual este camino también abre la más que interesante posibilidad de acceder al sistema desde cualquier locación (dato relevante para compañías que tienen vendedores distribuidos en un determinado territorio, o planean
abrir sucursales y no desean efectuar una nueva implementación, por ejemplo). El Software como Servicio puede cobrarse por rango horario o mediante un abono mensual plano, dependiendo de la estrategia comercial de cada proveedor.
CARACTERÍSTICAS
A nivel mundial, el Software como Servicio está aumentando su participación en niveles importantes. Según Gartner, este segmento crecerá globalmente 22,1% hasta el año 2011. En la Argentina, esta modalidad (ya sea SaaS puro o en su variante ASP) es bastante incipiente. El tema parece haberse instalado, pero aún
no se visualiza una oferta demasiado amplia. No obstante, según datos de Viceconti, “en el último año, el 88% de los clientes nuevos de NeuralSoft fueron ASP”. En lo que respecta al tipo de software que se puede contratar mediante este camino, a priori no habría limitaciones, pero en la práctica, lo más común
es encontrar proveedores de soluciones tipo ERP o CRM, y de aplicaciones de colaboración, al menos en el país; además, por supuesto, de los servicios gratuitos de correo electrónico (como Gmail o Hotmail).
Sobre este último punto, cada proveedor defiende su estrategia: “Creo que no es factible ofrecer un ERP bajo un modelo SaaS, porque hay toda una serie de personalizaciones que serían inviables (por ejemplo, la de los controladores fiscales) –apunta Viceconti–; además, bajo este esquema, cuando se cambia de versión
o se efectúa algún mantenimiento, se lo realiza para múltiples usuarios a la vez (ya que todos comparten una misma base de datos y una misma versión del programa), y no existe la opción de atender las necesidades de cada cliente. En cambio, bajo la modalidad ASP, el proveedor customiza la solución; cada cliente tiene una instalación diferente, con una base de datos distinta; y las actualizaciones o los mantenimientos se programan empresa por empresa, en la medida en que cada negocio lo permita”. Otras voces sugieren, en cambio, que la modalidad SaaS podría implementarse en cualquier tipo de aplicación: “Entiendo que en la red de cada empresa se precisan aplicaciones básicas (Office y sistema operativo, por caso); pero más allá de eso, cada vez se están usando más servicios y aplicaciones que están fuera del propio entorno”, asegura Sergio Sánchez, Vicepresidente de Internet Services.
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