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Las promesas incumplidas de Android


La historia grande de Android nació en septiembre de 2007, cuando Google decidió liberar la versión 1.1 del sistema operativo para móviles con varias promesas. La más altisonante de todas consistió en decir que los dispositivos basados en Android serían más baratos que sus competidores.

Si bien es cierto que existen algunos teléfonos más económicos, como el Samsung Galaxy I5500, ésta es una verdad a medias. La “competencia” de Android hay que buscarla en el sector de gama alta, que es donde puede dar batalla a los S.O. “no libres” como iOS o BlackBerry OS.

En ese segmento, el iPhone posee un precio similar a teléfonos Android con prestaciones equivalentes, como el Galaxy S o el HTC Desire. Porque el sistema operativo será “gratuito”, pero el iPhone no es caro por ello, o ¿creen que Apple y RIM se cobran a sí mismos el desarrollo de iOS o BlackBerry OS y por eso sus teléfonos son más caros?

La otra promesa para diferenciarse del resto fue desarrollar un entorno libre. Todos sabemos que, desde sus comienzos, libre, lo que se dice libre, Android nunca lo fue del todo. Si bien permite a crear modificaciones (mods) de su interfaz y provee herramientas de desarrollo gratuitas, casi todas las aplicaciones que posee este sistema operativo son más bien cerradas.

Ejemplos sobran: todas las apps incluidas en Android relacionadas con los servicios de Google son propietarias. Y son muchas, Gmail, GTalk, GMaps… ahí los desarrolladores no pueden tocar demasiado.

Y ahora surge un nuevo cerco a la libertad de la comunidad libre: Google decidió cerrar el código de HoneyComb para que se use sólo en tablets y que a ningún programador astuto se le ocurra hacerlo funcionar en smartphones. ¿Decisión correcta para evitar cuelgues en equipos de menores prestaciones o un excesivo cuidado para proteger sus dos mercados?

No obstante, hay que resaltar las promesas de Android que nunca Google formuló, que quizás sean las más importantes. El uso de la nube en dispositivos móviles es algo que masivizó sin que ninguno de nosotros se diera cuenta: desde la exploración de Google Maps, pasando por Gmail, hasta desembocar en algo tan simple como los contactos del teléfono.

Otra ventaja es la libertad de elección del equipo. Apple ofrece un iPhone por año, BlackBerry unos cuatro. Pero los teléfonos con Android no sólo pueden ser de la marca que siempre seguimos (casi todas lo implementaron), sino que también podemos escoger qué capacidades debe incorporar y, por ende, qué precio pagaremos.

Por citar algunos ejemplo, tan sólo HTC lanzó cinco celulares con Android el año pasado. Samsung, tres. Motorola presentó 10 entre septiembre de 2009 y fines de 2010. En la variedad, está la diversión.

Y finalmente, Android es el sistema operativo móvil con mayor crecimiento. ¿Quién lo iba a decir hace tres años, cuando todos los días aparecían noticias de iPhone Killers y BlackBerry avanzaba sin parar en el plano corporativo? Ahora la ecuación tomó otro color.

Según la consultora IDC, la cuota de mercado de Android para este año será de 39,5% y llegará al 45,4 para 2015. Mientras que iOS y BlackBerry rondarán el 15% cada uno, y Windows Phone podrá alcanzar un 20%, motorizado por los equipos de Nokia. El mismo informe reconoce que “es un mercado muy volátil, donde el lider no existía hace tres años“.

Liderar. Esa fue una promesa que nadie se atrevió a pronunciar. Ni siquiera Google. Aunque confianza tenían.

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