6 noviembre, 2008
La voz radical del software libre está de visita en el país y brindó una antológica conferencia en la Cámara de Diputados: allí desplegó todo su repertorio de frases y gestos ante un público repleto de jóvenes que vio cómo se calzaba una túnica para enunciar los mandamientos del movimiento open source.
El inicio: cuando la presentadora de la charla mencionó el nombre del proyecto que fundó, Stallman le corrigió su pronunciación. “En español se dice Ñu”, y eso dio muestras de lo que sería el resto de la conferencia: desestructurada, con compromiso militante pero siempre con humor.
Con una camisa roja y descalzo, prefirió brindar su charla parado a pesar del cansancio causado por la serie de compromisos que tiene en la región. “Prefiero estar de pie así no me duermo”, dijo entre risas.
La invitación de Stallman se dio con el objetivo de dar impulso a los proyectos de ley de uso de software libre en la administración pública nacional.
“Uno debe tener la libertad de usar y ejecutar el programa, y usar todas sus funciones. Contar con el código fuente, saber qué hace y cambiarlo si quisiera. Ayudar a los demás, proporcionando copias del programa y sus mejoras, informando libremente a la sociedad”, dijo el hacker para citar las cuatro libertades del software libre.
“El sistema operativo Windows controla constantemente lo que uno hace. También hacen lo mismo el resto de los software propietarios, como el Windows Media Player o el Real Player”, expuso como algunos ejemplos. “Bueno, Real Player lo hizo antes, pero no es novedad que Microsoft imita en vez de crear”, graficó con humor Stallman entre risas y aplausos del auditorio.
Respecto a la falta de conocimientos técnicos para leer el código fuente y programar modificaciones, Stallman estableció una analogía con el uso del auto. “No es necesario que sea un ingeniero mecánico para arreglar el auto, puedo tener algunos conocimientos que me permitan reparar mi auto para evitar llevarlo al taller y así ahorrarme dinero”.
Stallman comentó que los usuarios viven con lo que el denomina “esposas digitales” al utilizar software propietario. Se lo obliga a respetar contratos que le impiden compartir las aplicaciones que le resultan interesantes y que podrían ayudar a otros.
“Esto provoca un dilema: dejo de tener amigos con quien compartir lo que considero interesante o niego los términos del software propietario”, y que así mismo uno debe rechazar el término piratería. “Siempre que me preguntan qué opino sobre la piratería digo que atacar barcos es malo, pero ayudar al prójimo es bueno”, lo que provocó festejos por parte del público. Luego aclaró que, para evitar estos dilemas, la mejor opción siempre es el software libre.
Para cerrar, consideró que permitir el uso de software propietario provoca una dependencia peligrosa a las empresas extranjeras, debilitando la soberanía de un país ya que “aceptar su avance es un acto de colonización”. De la misma manera, remarcó el carácter negativo de las empresas que producen este tipo de software por imponer dependencias en todas las instancias de la sociedad.
“Realizan donaciones a escuelas computadoras con sistemas operativos que no tienen código fuente ni se pueden compartir libremente. No todo el uso de computadoras genera conocimiento si tienen estas características. Es como donar ampollas de drogas a niños, la primera es gratis, pero a futuro van a tener que pagar para continuar con esa dependencia”, opinó respecto a las brechas digitales y las políticas educativas.
Ya sobre el final de la conferencia, bromeó sobre las diversas opiniones que lo considera como el “santo del software libre”. “No hay dioses, pero si muchos santos en este movimiento”, dijo divertido Stallman mientras se calzaba una túnica negra y se ponía un disco dorado sobre su cabeza a modo de aura.
Quizás como una feliz coincidencia con el himno nacional argentino, Stallman pidió que no lo mencionaran en la ovación casi futbolera que le ofreció el auditorio. “Prefiero que canten en nombre de otra persona: ¡Libertad, Libertad, Libertad!”.
Fuente: La Nación