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“No me voy a morir hasta traer la Xbox a la Argentina”


¿Teclado o joystick? Así de profundas eran las dudas de Francisco Ortiz, un early gamer extremo que hace 10 años trabaja en Microsoft y que actualmente ocupa el puesto de gerente en la división de entretenimiento y dispositivos ¿Consola o PC? -le preguntamos ansiosos: “Las dos ¡¿por qué negarse a un mundo con tanta diversidad?!”.

Las perladas nubes se abren de golpe luego de una lluviosa y pesada mañana porteña y el mediodía nos encuentra en las oficinas de Microsoft, en pleno centro de la ciudad, con el sol invadiendo en los ojos y el ruido de los camiones y autos a toda velocidad  llenándonos de un suave tedio otoñal. La situación es crítica: no hay mujeres lindas por la calle, la mayoría de ellas están demasiado tapadas por el frío viento que llega del río, y un gamer profesional nos espera en el cuarto piso del gigantesco edificio de Bouchard dispuesto a hablar de todo: de nuestra encuesta sobre videojuegos, del potencial de las consolas, de sus planes en el país y de su experiencia tras 10 años dentro del gigante del software vendiendo y testeando juegos.

Francisco Ortiz podría ser un amigo nuestro por la soltura con la que habla, por la manera en que se sienta (casi tirado y despatarrado entre dos sillas), por la pasión que transmite al contar sus experiencias. Pero no, es nada menos que el gerente de la división de entretenimiento y dispositivos para Argentina y Uruguay, y accede a hablar con nosotros sin dudarlo: está al tanto de lo que opinaron ATi y Logitech, leyó casi todos los comentarios que se hicieron al respecto, y quiere contarle a todos nuestros lectores su curiosa metamorfosis de acérrimo defensor de la PC a fanático desmedido de las consolas, para explicar sus visión del asunto.

¿Cómo llegó a ese punto? Lo cuenta con sus palabras: “Antes pensaba igual que sus lectores con respecto a la PC: las consolas son para los nenes. Por ese entonces yo tenía un Súper Nintendo y jugaba nada más que al Mario. Pero del otro lado, con mi PC, me había armado algo genial con una 486 y jugaba a simuladores, compraba joysticks de todo tipo, hacia magia con el RAM para correr ahí cualquier cosa”.

“Llegó el 2000 y entré en la parte de marketing de la división de juegos: me llegaban cientos de títulos que probaba para saber cómo venderlos mejor. Así fue que me hice instalar PCs en todos lados, con monitores extremadamente grandes y pesados, y pedía que me compren placas gráficas de todo tipo, y era el paraíso terrenal, no necesitaba nada más”, sigue con su relato.

Pero claro, los tiempos fueron cambiando y las tecnologías complejizándose y le llegó el turno de probar la gran apuesta de Microsoft en consolas: la Xbox 360. “Para esa época yo tenía una novia yankee que vivía en Maine (pegado a Canadá). Ella mandó a su papá que me comprara una en Walmart y me la mandó por FedEX: terminé pagando una fortuna por el costo de envío, pero ya tenía mi consola y mucho misterio por develar”.

Llegado ese punto crucial, Francisco tuvo un dilema que resolver en su cráneo ¿estaría dispuesto a cambiar su amor incondicional por la PC y dejarse vencer por la seducción curvilínea de la Xbox? ¿traicionaría vilmente sus ideales? El lo planteó de la siguiente manera: “¿Cómo iba a jugar a una consola? Todos la criticaban, decían que Microsoft no podía hacer nada bien. Al toque tuve una invitación a una conferencia de desarrolladores de videojuegos en Seattle y le pregunté a unos muchachos que hacían juegos -¿cómo hacés para pegar un headshot con un joytisck?- Me dijeron que en las consolas lo hacían más fácil, que el tiro perfecto no era cuestión de apuntar sino de estar cerca, y ahí entendí todo”.

¿Qué fue lo que entendió este gamer extemo? Simple, a partir de ese momento supo que las consolas vendrían a simplificar la vida a los usuarios y a tratar de desmitificar el lugar del gamer como un bicho raro: ahora podrían jugar todos, expertos, casuales, hermanos, amigos, novias, abuelos y hasta el perro (si nos ponemos a hablar de Projetc Natal, pero ese tema lo dejaremos para otra nota, no desesperen).

“Ya no tenía que estar 3 horas instalando nada, ni fijarme en tener la mejor placa de sonido o de video, o el procesador más zarpado ni accesorios extra o plugins. Llegaba a mi casa, prendía la consola y me ponia a jugar a lo que quería sin necesidad de actualizar nada o esperar siquiera dos minutos” ¿Pero es sólo una cuestión de comodidad? Claro que no, para Ortiz va más allá de eso: “Es una nueva forma social de interacción: ahora vas con tus amigos a tu casa y en vez de mirar un partido de fútbol se arman torneos de Pro Evolution Soccer. Con mis amigos jugamos al golf en la Xbox todos los jueves y la pasamos realmente bien”.

Lo que quiere decir con toda esta romántica declaración nuestro entrevistado es que, con el advenimiento de las consolas, ya no se necesita poseer un monstruo de escritorio para jugar a los mejores juegos de PC: “El valor agregado es que no necesitás ser un nerd extremo para jugar. El juego dejó de ser algo de culto para transformarse en una cuestión social. Las consolas vienen con más funciones además de reproducir un juego: conectarse a Internet, contactar a tus amigos en Facebook, interactuar. Es un mundo nuevo”.

¿Qué dirán de todo esto los fabricantes de placas de video, que tanto insisten con que la PC es mucho mejor para jugar por su apertura? Francisco se ríe un poco de esto y dice: “Bueno, es una cuestión de negocios. Primero, ¿qué placa de video piensan que tiene la Xbox? ¡Tiene una ATi! Además, ¿para qué te vas a comprar una placa de video extrema para tu PC si no es para gaming? Para otras cosas no hacen falta tantos recursos gráficos, salvo que quieras armarte una isla de edición”, chicaneó.

Si esta explicación no los dejó conforme, vayamos mejor a la cuestión monetaria, algo que sí deja en evidencia las diferencias de criterio y conceptos entre cada empresa. “Para que te des una idea, una placa buena buena de las mejores marcas (Nvidia o ATi) está por arriba de los 600 dólares. Contra esto, una Xbox lite de 200 GB con adaptador Wifi está costando 450 dólares ¿entendés la diferencia?”.

El sueño añorado: la Xbox 360 en Argentina

Si algo desearíamos muchos fanáticos de los videojuegos en el país es que la consola de Microsoft pudiera al menos conseguirse en algún lado. Frente a esto, los sueños de Francisco Ortiz toman forma: “No me voy a morir hasta que traiga la Xbox a la Argentina”, dice, casi al borde de las lágrimas. “Sería sumamente beneficioso para el país la llegada de nuestra consola”.

¿Por qué creen que dice esto? La cuestión es simple y se basa en un hecho real: Argentina iba a ser el primer país de Latinoamérica en donde iba a lanzarse la Xbox, pero la crisis del 2001 quebró las ilusiones, y debieron cambiar el destino por México, donde cada vez tienen más éxito. Además, el problema de la piratería es algo que no seduce para nada a los inversores, no promete estabilidad y no hay iniciativas claras para la regulación. Todo esto junto, hicieron que el país sea el último vagón del tren que arrancó a moverse bien al norte.

Francisco no quiere arriesgar una fecha para el desembarco oficial, pero vaya, nos dijo que dejará su vida por lograrlo. Al fin y al cabo, luego de tanta historia, cambios y vaivenes gamers, nos queda hacer la última pregunta ¿Consola o PC? “Las dos, sin dudas ¿Por qué te vas a negar a un mundo que te da tanta diversidad? Es lo mismo que te pregunten ¿helado de vainilla o chocolate? Ni uno, ni otro: quiero los dos”

Por Leandro Piñeiro


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