28 marzo, 2010
Hace unos días, un bloguero italiano llamado Andrea Nepori escribió un correo electrónico a Steve Jobs, CEO de Apple, a su dirección sjobs@apple.com, que no es ningún secreto, preguntándole si podría sincronizar sus ebooks al nuevo tablet de la compañía, el iPad, que llegará a las tiendas de EE.UU. la próxima semana.
“Yep” (sí), fue la simple respuesta de Jobs, acerca de un detalle que no es novedoso, ya que Nepori podría haberse informado en el sitio web de Apple. Pero lo que provocó una reacción desmesurada entre los amantes de Apple fue la respuesta en sí misma, como si hubieran entrado en contacto con una especie de dios tecnológico.
Según el portal abc.es, a sus 55 años, el cofundador de Apple ya subió a los altares. La perspectiva de recibir una respuesta directa de él -o de alguien con acceso a su cuenta de email- provoca entusiasmo. Sin embargo, tanto Steve Jobs como Apple son famosos por su secretismo y por la falta de declaraciones precisas.
No obstante, un correo electrónico personal es, sin duda, una manera inusual para que un director ejecutivo transmita su mensaje.
De acuerdo a Sobhany Rana, escritor que trabaja en un libro sobre Apple, los mensajes de Jobs a los usuarios, que se incrementaron esta semana luego de su “Yep”, se caracterizan por ser sencillos.
Rana explicó al diario Los Angeles Times que Jobs elige selectivamente las preguntas que quiere abordar, de manera siempre concisa y calculada.
Así, también hace pocos días, el CEO de la firma de la manzana respondió a un usuario británico que le había enviado un mail para confirmar que el iPad no es compatible con Picasa, el software gratuito de Google para modificar fotografías.
Otro ejemplo es Robert Mozayeni, un norteamericano de 14 años que recibió un correo electrónico de su ídolo esta semana. El adolescente le había preguntado si podía migrar fácilmente sus documentos de Google para aplicaciones iWork de Apple.
Jobs respondió “sí”, y su firma indica que el mensaje fue enviado desde un iPad. “Es una de las cosas más emocionantes que me ha pasado”, aseguró Robert. “Esa palabra, sí, me hizo más feliz que cualquier otro acontecimiento en mi vida“.