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Qué es Vero, la nueva red social de la que todos hablan


Vero es la nueva red social que pretender cortar con la hegemonía de Facebook, Instagram y Twitter. Aparecida prácticamente de la nada, en los últimos días surgió una especie de fiebre por la novel plataforma, que pregona la importancia de los usuarios por sobre la de los anunciantes y critica la manera en la que las grandes empresas lucran con la información de sus bases de datos y la falsa idea de “conexión” que establecen entre familiares, amigos y páginas de interés.

Hasta allí no hay nada para criticar, más que cierta mirada naif hacia un mercado en el que ya hubo otras alternativas similares que pasaron sin pena ni gloria (¿alguien se acuerdo de Ello? Tuve que googlearla, ni siquiera me acordaba de su nombre). Las diferencias con otras propuestas, sin embargo, se hacen palpables cuando se revela el modelo de negocio de Vero, que es, ni más ni menos, que cobrar un arancel a sus usuarios. En otras palabras, se trata de una red social paga.

Por ahora se puede acceder de manera gratuita, ya que en una ¿hábil? maniobra de marketing, sus creadores (de los que ya hablaremos) permitieron que el primero millón de usuarios registrados ingrese sin cargo al servicio. Una vez superada esa cifra, aquellos que quieran ingresar deberán pagar una cifra aún no revelada.

Vero también apostará por otras vías alternativas para monetizar su producto, evitando siempre vender datos personales (aunque, del dicho al hecho…): una de ellas son las comisiones por compra y venta de productos dentro de su red o la implementación de un apartado de donaciones, entre otras alternativas que todavía se están barajando.

Respecto al tema datos, no hay que pecar de ingenuos, ya que, aunque Vero especifica que información del usuario almacena y como la utiliza, solicita el número de teléfono del smartphone para identificación y para detectar a los amigos que se unan a la plataforma. Si bien no pide un nombre real ni verifica la dirección de correo electrónico, tiene acceso directo a una gran variedad de data sensible; en otras palabras, dispondrá de datos como cualquier otra red social, por lo que a los “conspiranoicos” de la manipulación de información personal por parte de las empresas el panorama no cambia en absoluto. Para aquellos que ya asumimos que nuestra información forma parte de infinidad de bases, tampoco hará un diferencial el esquema de Vero.

Otro aspecto a considerar es que la plataforma se ve a sí misma como una red de creadores. En este sentido, cabría esperar un tratamiento distinto de los derechos de autor, para no repetir las condiciones que impone por ejemplo Instagram, que se reserva el derecho para reutilizar y distribuir fotografías y videos de sus usuarios. Lamentablemente, Vero utiliza una normativa similar, por lo que no difiere en nada con otras redes consideras por ellos como más dañinas para las libertades de los usuarios.

Hechas todas estas aclaraciones, resta pasar al funcionamiento de Vero en sí…y acá tampoco hay nada demasiado disruptivo. A la manera de Google +, los contactos se agrupan en amigos, conocidos, íntimos y seguidores, y se puede elegir una foto de perfil distinta para cada uno (permitiendo establecer un perfil más profesional o uno más informal). Respecto a los posts, debe elegirse el grupo al cual estará destinado y no puede estar compuesto únicamente por texto, por lo que debe incluir fotos, videos o enlaces. El resto de los usuarios puede dar likes, comentar e incluso enviar mensajes privados. Si, como en cualquier otra red social.

Por último, un detalle sobre sus fundadores. O, mejor dicho, sobre Ayman Hariri, su CEO. Este millonario libanés, hijo de un ex primer ministro de su país, es un empresario que se ha visto inmerso en varios casos de corrupción por manejos bastantes oscuros de su empresa Saudi Oger, una de las constructoras más importantes de Oriente Medio que desapareció el año pasado acosada por problemas financieros. Afortunadamente, el resto de los fundadores no tienen un perfil tan polémico como el de su socio.  Motaz M. Nabulsi es productor de cine y Scott Birmaun es abogado y fundador de la empresa de capital de riesgo “Red Sea Ventures”. Respecto al equipo de Vero, está compuesto por 23 personas (la mayoría de nacionalidad rusa), pero una sola es mujer, lo que también ha suscitado varias críticas al respecto.

Dicho todo esto, ¿vale la pena sumarse a la propuesta de Vero? La respuesta rápida es: por ahora, no vale la pena. La respuesta completa es: Se trata de una red social demasiado nueva, sin un horizonte claro, que no ofrece ningún diferencial de peso frente a otras redes sociales mucho más establecidas y que repite la mayoría de los mismos conceptos que otras redes quisieron implementar pero fracasaron en el intento. Bienvenidos al “niño yo no fui” del primer trimestre de 2018. En pocas semanas estará amontonada en el cajón de los recuerdos junto a Sarahah, Dubsmash, Ello e infinidad de otras plataformas que se presentaban como la nueva sensación y terminaron confinadas al más silencioso olvido.

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