Apunta a mejorar los tiempos de inicio del sistema operativo aprovechando dos variables centrales: el uso de todo el poder de cálculo y de toda la memoria RAM durante el proceso de inicio. Es que Windows, por defecto, utiliza un único núcleo en equipos multinúcleo y una cantidad limitada de RAM durante el arranque de modo de asegurar el proceso, lo cual va en detrimento del rendimiento. En el caso de que tengamos la certeza de que nuestro procesador y todos los módulos de memoria funcionan perfectos y presentan problemas de ningún tipo… ¿por qué no aprovecharlos?
Para activar el uso de todos los núcleos y toda la memoria durante el arranque, presionaremos la combinación de teclas <Win+R> y en el cuadro de diálogo [Ejecutar] escribiremos msconfig. En la solapa [Arranque] seleccionaremos el sistema operativo actual y presionaremos el botón [Opciones avanzadas].
Marcaremos en primer lugar la casilla de verificación [Número de procesadores], y en el menú desplegable seleccionaremos el número máximo, que coincidirá con la cantidad de núcleos del microprocesador instalado.
Luego marcaremos la casilla de verificación [Cantidad máxima de memoria] y nos aseguraremos de que en el cuadro de texto esté escrito el número total (expresado en megabytes, donde 1GB=1024MB) de memoria. Si así no fuera, lo escribiremos.
Luego de presionar [Aceptar] estaremos en condiciones de reiniciar y probar la diferencia. En el Administrador de tareas de Windows encontraremos, en la solapa [Inicio], el valor [Última hora de BIOS], que nos permitirá evaluar la velocidad del arranque. A menor número, mayor velocidad.