Y un día llegó la actualización aniversario de Windows 10. Como su nombre lo indica, estaba pensada para salir a la luz un año después del 29 de julio de 2015, aunque terminó publicándose unos días después (2 de agosto de 2016). Una demora aceptable.

Hay varias formas de analizar una actualización de un sistema operativo, especialmente cuando éstas son esporádicas y fuertes, cambiando muchas cuestiones con las que tenemos que convivir día a día. Nos referimos a interfaz visual, botones, secciones, pero también a performance, flexibilidad y robustez. La primera forma de verlo es pensar si vale la pena actualizar. Desde el punto de vista purista y teórico, este razonamiento no tiene sentido ya que un sistema operativo consiste de su lanzamiento y actualizaciones como un todo. La idea es que siempre debemos tenerlo en la versión más reciente; de hecho, toda documentación oficial que veamos nos dirá eso. El problema con este enfoque es que la realidad dista mucho de ese ideal. Hemos tenido innumerables problemas con actualizaciones que trajeron más dificultades que beneficios, y hoy en día la mayoría de los usuarios medios ve con desconfianza un Update. Generalmente, pasa lo mismo que con un lanzamiento de un nuevo sistema operativo: se suele mirar la experiencia de los otros y, cuando alguien en quien confiamos nos dice “Está OK”, lo instalamos.

La segunda forma de ver la actualización de un sistema operativo es, a veces, la que más razonable parece, pero también la que más dolores de cabeza da, y es ir siempre con el sistema al día. Sale una actualización e inmediatamente se instala. El problema allí es que hay que tener recursos y conocimientos para saber buscar y desactivar cualquier tipo de bomba que pueda venir por error en el Update. Muchas veces sucede que directamente bloquea nuestro trabajo y no podemos avanzar, aunque hay que decir que últimamente no es tan común ver este tipo de catástrofes. En alguna medida la gente de Redmond ha aprendido de sus grandes errores del pasado.

Luego de introducir este análisis, nos corresponde meternos de lleno en lo que esta actualización nos trae.

Windows Hello

Windows 10 nos trae un nuevo caramelo para quienes queremos sentir que usamos un sistema operativo súper moderno, y es la posibilidad de iniciar sesión biométricamente por medio de nuestra cámara. Esto también se puede hacer para ciertas aplicaciones y Microsoft promete extenderlo a medida que pase el tiempo.

Para habilitarlo, debemos cumplir dos requisitos: primero, tenemos que tener cámara (¡nunca lo hubiéramos imaginado!) y segundo, debe ser compatible con esta nueva funcionalidad. Para acceder y ver si somos compatibles, debemos ir a [Configuración/Cuentas/Opciones de Inicio de Sesión]. Allí veremos a Windows Hello como un apartado configurable.

Rediseños varios

Esta actualización viene con un rediseño del menú de inicio, pero calma, que todo está bastante parecido. Decimos esto atado a lo que mencionábamos al principio, relacionado a esa especie de pánico al cambio total al que nos acostumbraron con saltos demasiado bruscos en el pasado.

El cambio es, en nuestra opinión, bueno, ahorrando espacio en las barras de apagado, configuración y un icono rápido de apertura de aplicaciones como el Explorador de Windows. Hablando de iconos, cuando reiniciamos la PC luego de actualizar notamos con desagrado que otra vez nos impusieron a Edge, Explorador de Windows y Tienda como los tres primeros de la barra. Y esto a pesar de que habíamos dedicado tiempo en reacomodarlos a nuestros gusto –usamos unos valiosos 40 segundos, aproximadamente–. Pero, como decían nuestros padres al retarnos: no es el hecho, sino la actitud. Microsoft sigue con esa manía de tocar y mover a su gusto, obviando configuraciones que el usuario hizo, y que por algo las realizó. Nos sigue quedando esa sensación de que cualquier cosa puede cambiar luego de un Update.

Volviendo al tema de la sección inicio, vemos que ahora el listado de Todos los programas se muestra completo, logrando dividir a los usuarios en dos grupos: los que le gustaba cómo estaba antes y los que prefieren lo que está hoy. ¿No será mejor poner configuración y tomar una decisión desde el primer día?

La sección del centro de actividades también tuvo un buen rediseño en lo global, separando mejor entre aplicaciones y las notificaciones. Además, se colocó en un sitio más cómodo y su integración resulta mejor y más natural, con notificaciones más precisas y llevando la cuenta acumulada.