Cuando tenemos hardware que nos provee una funcionalidad muy por encima de lo normal, o no muy común, es posible –y casi seguro– que el driver provisto por Microsoft sea insuficiente.

Esto se debe a que, a pesar de que los controladores avanzados suelen ser desarrollados por el fabricante, la versión automáticamente descargada tiene modificaciones realizadas por Microsoft. Por ejemplo, suelen traer lo mínimo indispensable para su correcto funcionamiento, y omiten componentes adicionales como paneles de control y ajustes. Si instalamos, dado el caso, una placa de video Nvidia, es posible que queramos manipular ajustes que solo son accesibles desde su panel de control, el cual no es descargado ni podrá serlo por medio de Windows Update.

Además, muchas veces –según la versión de Windows que tengamos–, los drivers provistos no son los más nuevos.

versioncontrolador

En el administrador de dispositivos, si hacemos clic derecho sobre un componente, podremos acceder a la pestaña [Controlador] y su información.

Conclusión

¿Con todo lo anterior decimos que no es bueno usar drivers genéricos? No es así. Es una batalla de equilibrio entre lo que necesitamos y lo que Windows nos brinda. Normalmente, tener un driver actualizado es una buena idea. No somos categóricos, porque ante lanzamientos muy recientes se corre el riesgo de exponerse a errores no detectados. Como todo: no existe una regla definitiva; sin embargo, en general, podemos poner la vara en que, si somos usuarios no extremos, tener uno de los dos o tres últimos drivers está muy bien, pero tener el más antiguo no es recomendable; por otro lado, tener el recién salido puede ser un peligro. ¿Dónde verificamos la edad de nuestro driver? En la web del fabricante. Normalmente, toda pieza de hardware seria tiene un link a su web.

Si nuestra PC funciona bien con los controladores provistos por Windows, estamos felices con su rendimiento y no parece faltar nada, mejor no desmoronar lo que está firme. Siempre la misma recomendación: todo depende. Pero es importante entender las bases y los conceptos para tomar la decisión correcta de acuerdo con nuestra situación y nuestros conocimientos.