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¿La TV tradicional está muerta?


La llegada de los millennials (personas que hoy tienen entre 20 y 32 años) a la vida adulta e independiente está teniendo un impacto cada vez más notable en el consumo de contenido audiovisual y por lo tanto en el negocio que gira a su alrededor. La TV lineal cede terreno a las alternativas bajo demanda, donde los OTT evidencian que un mundo sin piratería masiva es posible. Esto surge del informe “Los millennials y sus consumos tecnológicos – 2016” realizado por Carrier y Asociados.

Para el segmento de millennials (que hoy representan más de 9 millones de personas en Argentina) la TV abierta de aire perdió total atractivo para ver series y películas. Sólo mantiene el interés de las transmisiones en directo, básicamente deportes y noticias/actualidad. Para varios de los millennials más jóvenes, la TV abierta directamente ya no figura en su radar.  

En el caso de la TV paga, si bien responde mayormente al modelo lineal que tiende a ser descartado por esta generación, conserva algunos elementos a su favor. Uno de ellos es estar incorporado a los hábitos de consumo audiovisual, por lo que muchos siguen contratando el servicio un poco por inercia. Por otra parte, en el caso de los proveedores de TV paga por cable, el peso de los combos hace que la diferencia de precio en un producto Internet+TV no sea significativamente superior a contratar únicamente Internet. De esta forma, los combos se convierten un antídoto contra el cord cutting. No obstante, esto no impide que se dé una tendencia a abandonar el servicio entre los millennials mayores, mientras que los más jóvenes directamente no consideran contratarlo cuando se van a vivir solos (cord nevers). Claramente, la TV lineal, sea gratuita o paga, no forma parte de las prioridades de los millennials más jóvenes.

Los servicios OTT, donde Netflix es la referencia obligada, son los favoritos para ver series y películas, sustituyendo tanto a la TV tradicional como al streaming gratuito (generalmente ilegal) y las descargas. Las páginas gratuitas e ilegales suelen presentar problemas que contrastan con la calidad técnica de los OTT, particularmente en el caso de Netflix. Facilidad y calidad a un precio juzgado como adecuado por sus usuarios hicieron que los OTT actuaran de freno contra la piratería. No obstante, ésta no desapareció por completo. Tanto el streaming ilegal como la descarga ilegal fueron quedando como un complemento cuando el material deseado no es ofrecido por los OTT. Adicionalmente, las descargas mantienen su atractivo cuando las conexiones no son lo suficientemente buenas como para hacer streaming (sea legal o ilegal).

Por otra parte, gracias a los OTT, las series se convirtieron en un elemento esencial de la dieta audiovisual, incentivando el binge viewing (o atracones de episodios). Tal es así que las series se han convertido en tema de conversación, lo que incentiva su consumo.

Dentro de las opciones de streaming gratuito y legal, sin dudas que YouTube es el rey. Si bien se consumen contenidos tradicionales como películas, series y documentales, se destaca por contenidos propios de Internet: video virales, de música, trailers (todo estos potenciados por la recirculación en redes sociales) así como contenidos específicos de Youtubers (sobre todo los más jóvenes) y tutoriales. Estos últimos son muy populares, particularmente entre los millennials mayores, que los utilizan para resolver desafíos domésticos cotidianos.

Resumiendo, los millennials establecieron el consumo bajo demanda como LA forma de acceder al contenido audiovisual. Y ofertas como las de Netflix (así como Spotify en el caso de la música) inculcaron el hábito de pagar por contenidos a una generación que se creyó que no sería propensa a hacerlo. Y de paso demostraron que la piratería no es un mal ineludible sino una respuesta a una oferta poco satisfactoria.

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Enrique Carrier

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