6 junio, 2016
Las cadenas de comidas rápidas suelen regalar juguetes con sus combos para los más pequeños. En general, se tratan de personajes de películas o alguna moda que se encuentre vigente. En el 2000, Burger King regalaba un Game Boy Color de plástico y en miniatura. Obviamente, se trataba de una réplica del dispositivo real y no funcionaba.
Sin embargo, dieciséis años después, un experto en tecnología logró convertir esta pieza plástica en un equipo funcional gracias a un Raspberry Pi Zero. La pantalla fue remplazada por un display de dos pulgadas Adafruit, mientras que los botones los originales pero funcionales y el software del emulador es Retropie.
Esta pequeña consola permite jugar títulos de Game Boy Color y Advance, aunque sólo tiene botones A y B, por lo que algunos pueden resultar injugables debido a la falta de gatillos dorsales.
Fuente: Engadget