Luego de un 2015 exitoso con el lanzamiento de Bloodborne y Dark Souls 2: Scholar of the First Sin, FromSoftware lanzó el último capítulo de la saga Dark Souls. Dark Souls III es el cierre de esta aventura que, si bien mantiene la esencia de los Souls originales, heredó varios aspectos de la nueva franquicia de la empresa..

Muerte tras muerte y enemigo tras enemigo, este juego logra atrapar desde el primer momento gracias a la elevada dificultad que lo caracteriza y la necesidad de calcular cada movimiento, tener en claro la cantidad de golpes que podemos asentar y estar preparados para sorpresas, tanto de las buenas como mortales.

Con promesa de una aventura final a la altura, enemigos épicos y la sensación de satisfacción luego de pasar cada parte compleja, empezamos nuestro viaje en Lothric, la nueva tierra que albergará nuestro viaje final.

Una nueva aventura

El juego comienza como sus antecesores: unas breves escenas cinemáticas y a crear un personaje nuevo. A las clases ya conocidas (caballero, guerrero, mercenario, clérigo, piromántico, ladrón, hechicero y marginado) se suman dos nuevas: asesino y heraldo. De esta forma, tenemos diez opciones disponibles, que se dividen entre la agilidad, la fuerza y la magia, dependiendo nuestro estilo preferido de combate. Claro, siempre existe la opción de optar por el marginado para comenzar en nivel uno, con un garrote y semi-desnudos, pero con la posibilidad de molder a nuestro PJ a gusto y piacere.

Una vez que realizamos este primera pero importante decisión, empezamos nuestra aventura en una zona que sirve de tutorial. Gracias a la conexión online del juego, vuelven los mensajes de los otros jugadores en el piso, así como también los fantasmas de sus muertes, que sirven de guía, nos advierten de peligros y facilitan el camino cuando estamos a punto de enfrentarnos a rivales complicados.

Durante las primeras horas de juego, parece algo más simple y dinámico que sus predecesores. Sin embargo, no pierde su dificultad característica. Una muestra de esto es que, a pocos minutos de empezar, encontramos al primer jefe importante, un dura prueba tanto para jugadores expertos como para nuevos aventureros.

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Al pasar esta zona, encontramos el Santuario de Fuego, la zona central donde irán todos los NPCs que con los que interactuamos durante nuestro viaje para comprar equipo, subir de nivel, mejorar el equipamiento, entre otras funciones. Un lúgubre sitio que aprenderemos a querer como nuestra mismísima casa.

A diferencia del Dark Souls original, las fogatas nos permiten viajar entre las que ya hayamos descubierto, facilitando el acceso a las distintas partes del mapa. Esta teletransportación le quita un poco peso a los atajos y los ascensores, aunque todavía se mantienen vigentes en diferentes partes de Lothric. Pero por supuesto, si queremos conseguir todos los objetos de una zona será necesario explorar cada recoveco, una firma infaltable de los Dark Souls. Asimismo, vuelven los muros ilusorios que nos permiten acceder a zonas secretas, encontrar enemigos únicos y objetos importantes.

Un detalle: cuando encontramos la inevitable muerte, ya no seremos el “zombie” de Dark Souls 2, sino una versión oscura, algo chamuscada, de nosotros mismos. Por su parte, cuando nos encontramos “completamente vivos” en nuestro estado de Latente No Muerto, tenemos ascuas en nuestro cuerpo que, además de lucir bien, nos otorgan un 30% extra de vida, algo que nunca se echa de menos en el Dark Souls, sobretodo porque los escudos dejaron de ser el salvavidas todoterreno. Al morir podemos volver a nuestro estado “humano” consumiendo “Ember”, el equivalente a la “Humanidad” de Dark Souls y la “Efigie Humana” en Dark Souls II.

La dificultad de este título mantiene las líneas de los juegos anteriores. A pesar de eso, si vamos avanzando ubicando los objetos fundamentales y mejorando de forma paulatina nuestro equipo y las habilidades de nuestro personaje, Dark Souls III  parece algo más sencillo que el resto de la saga. Además, las fogatas se encuentran más cerca unas de otras, permitiendo tener puntos de guardado distribuidos en los puntos claves de todo Lothric.

Hora de desenvainar la espada

El combate es, sin duda alguna, el aspecto que más cambió entre el último Dark Souls y la nueva entrega de la compañía. Antes de su lanzamiento, ya se sabía que Dark Souls 3 tendría un modo de enfrentamiento más rápido y ágil que sus anteriores entregas. Sin embargo, y a pesar de sus mejoras, en ningún momento se convierte en Bloodborne. En vez de eso, mantiene las líneas clásicas que lo convirtieron en un juego imperdible aunque,aquellos más puristas, deberán adaptarse para poder superar todas las pruebas a las que se enfrentan.

Este cambio favorece a todas las clases que utilizan el ataque cuerpo a cuerpo, aunque el mayor cambio lo ven aquellos que usar armas y armaduras ligeras. Manejar con rapidez a nuestro personaje, saber reaccionar y conocer nuestra la capacidad de movimiento es crucial para sobrevivir a los combates más complicados.

Asimismo, otro de los cambios que notarán aquellos que hayan jugado los Souls anteriores viene de la mano de las armaduras. Ya no es posible mejorar los sets que nos mantienen con vida. Esto permite que alternemos entre diferentes kits, siempre para la conveniencia de cada momento. Si bien esto disgustó entre los fanáticos en un principio, permite que no nos apeguemos a un único estilo de combate y nos amoldemos a cada pelea. Además, el diseño de las armaduras es muy detallado y brilla por en su característica estética.

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Como contraparte, todo lo positivo lo tiene las armaduras no se ve reflejado en las armas de combate cercano, ya que se ven algo perjudicadas por la poca variedad que hay entre ellas. Para dar un ejemplo, durante todo nuestro tiempo de juego mantuvimos la misma, aunque fuimos mejorándola en repetidas oportunidades. Esto es algo decepcionante ya que Dark Souls 2 contaba con una completa colección intercambiable de armas melee. Lo positivo es la capacidad de mejorarlas y la crear armas épicas desde puntos muy tempranos del juego gracias a las almas de los jefes y la transposición.

Dejando de lado al equipo, la inteligencia artificial de los enemigos mejoró en gran medida. Los movimientos son variados, aunque siempre existe la posibilidad de aprenderlos para evitar una muerte segura. A pesar de conocer a nuestros enemigos, siempre pueden sacar alguno de la galera para liquidar nuestra vida y, por consiguiente, nuestras esperanzas. Por eso, nunca hay que subestimar a un enemigo, por insignificante que parezca.

Lo que sin duda nos sorprendió fueron las variadas dificultades de los jefes finales. Algunos son más simples que otros pero cada uno tiene sus propios movimientos que nos impiden conocerlos antes de enfrentarlos. Aparte, en muchas ocasiones no contamos con su aparición, lo que es un elemento sorpresa atractivo. Además, cada uno tiene dos fases de ataque: una vez que llegan a cierto punto de su vitalidad, mutarán y cambiarán a nuevos y más mortíferos ataques, complicando cada vez más el éxito de nuestra epopeya.

Por último, el jugo tiene la capacidad de introducir enemigos y aliados en todo momento, como también colarse a juegos a ajenos. De esta forma, el juego online es un punto interesante para tener en cuenta. Además, existen fantasmas de NPCs, que aparecen para ayudarnos en momentos complicados o convertirse en ser enemigos difíciles de eliminar.

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Lothric, una tierra hermosa pero peligrosa

Dark Souls III es el primer juego de la saga desarrollado específicamente para la nueva generación de consolas. Si bien Dark Souls II tuvo su versión con Scholars of the Firts Sin, se nota que FromSoftware quiso darle una importante lavado de cara a la estética de su nuevo videojuego.

Por eso, Lothric es una tierra que repite en algunos momentos las locaciones ya vistas como mazmorras, castillos, pantanos, jardines, catacumbas, entre otras zonas, pero les entrega un nuevo diseño a la altura. Los fondos y el diseño de cada escenario son simplemente impresionante y muy detallados, logrando una atmósfera por momentos aterradora pero envolvente al mismo tiempo.

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Las colores que predominan son los distintos tonos de grises, acompañados por una iluminación perfecta y sombras en los momentos justos. De esta forma, se logra recrear escenarios épicos y lúgubres que no serán fáciles de olvidar.

Otro de los puntos que se mantienen como emblemáticas es la dificultad que acompañan en cada escenario. Lothric mantiene las raíces de sus anteriores juegos con zonas laberínticas, caminos que se bifurcan y enemigos en cada esquina. Deberemos pensar dos veces antes de tomar un camino y avanzar porque, con mucha seguridad, habrá otras zonas para explorar donde podemos encontrar objetos únicos, recolectar almas y enfrentar a jefes finales.

A su vez, cada sitio se encuentra plagado de trampas de todo tipo. Enemigos que se ocultan detrás de barriles, rocas que caen desde lugares impensados, un gigante que nos arroja flechas gigantes, son solo algunas de las trampas que podremos encontrar en nuestro épico viaje.

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La brasa de la última llama

FromSoftware sabía que no podía decepcionar a sus fanáticos, por eso le puso mucho empeño en el desarrollo a la entrega final de la saga de Dark Souls. El resultado es un videojuego impresionante, con detalles estéticos que deslumbran, una dificultad que mantiene las líneas de sus anteriores entregas y una aventura que atrapa desde el primer momento.

Por eso, Dark Souls III es uno de los grandes videojuegos de este 2016, un infaltable en la biblioteca de aquellos jugadores que viene disfrutanto (y porqué no también sufriendo) con cada título de la compañía.

El viaje termina, pero la llama de Dark Souls siempre acompañará a todos los jugadores durante años venideros.

Puntaje: 9

Pros

+ Su dinámico pero complejo sistema de combate

+ La estética de Lothric

+ Modos online

+ Variedad de armaduras

+ Dos nuevas clases

+ El final de una aventura épica

Contras

– Escasas armas cuerpo a cuerpo

– Algunos detalles menores en cuanto a las animaciones

Plataformas disponibles

– PlayStation 4, Xbox One y PC

Requisitos mínimos en PC

SO: Windows 7, Windows 8.1, Windows 10 (sólo 64-bits).
Procesador: AMD A8 3870 3.6 Ghz o Intel Core i3 2100 3.1Ghz
RAM: 8GB
Tarjeta Gráfica: NVIDIA GeForce GTX 465 o ATI Radeon TM HD 6870 o superior.
DirectX: Versión 11
Espacio en Disco Duro: 50 GB

Juan Silvestrini

RedUSERS Labs