Informe especial: ¿Profesión? Gamer

La industria gamer cambió el paradigma de los juegos a nivel mundial. Millones de jugadores se reparten entre los distintos títulos que salen año a año o clásicos que se mantienen vigentes y competitivos.

Sin embargo, hay unos pocos que pueden dedicarse a jugar de forma profesional. Jugar para vivir es la consigna de estos jóvenes que se especializan en diferentes eSports y que con el acelerado paso del tiempo, logran focalizarse en esta profesión moderna.

League of Legends, FIFA, Smite, Counter Strike, Dota2, Battlefield, son algunos de los juegos que se destacan de esta categoría, que moviliza a millones de espectadores y competidores todos los años y que no para de crecer en todos los rincones del mudno

Ganar sólo o en equipo

Isurus es un equipo formado por jóvenes jugadores de LoL, Dota 2, FIFA y Smite. Esta organización se alza como una de las más reconocidas a nivel latinoamericano, combinando buenos resultados y un grupo de jóvenes dedicados ciento por ciento a los eSports.

El grupo cuenta con su propia Gaming House, donde viven algunos de los miembros del equipo y entrenan para las competencias. “Cada uno tiene su horario. Algunos juegan solos más temprano, otros se quedan hasta más tarde, pero todo depende de las prácticas de equipo. Siempre tratamos de coordinar y relizar la mayor cantidad que podamos para después analizarlas y charlar todo lo que salió mal. Siempre hay que pensar como se puede mejorar día a dia”, explica Juan Ignacio Abdon  -también conocido como Mantarraya- que llegó desde Uruguay a fines de 2014 para unirse al equipo de LoL de Isurus.

Otro gran exponente gamer es Juan Francisco “Patán” Sotullo, jugador profesional de FIFA.  Con 33 años se alza como el mejor jugador del país, habiéndose coronado como campeón panamericano y tercer puesto del mundo en tres ocasiones.

“Ser gamer profesional está buenísimo. Te dedicás a lo que te gusta, a los videojuegos, que  es una actividad que no es fácil y que no todos se pueden dedicar pueden vivir de esto”, afirma Sotullo. El jugador de FIFA más famoso del ámbito local cree además que no existen “contras” en este rubro.

De la cuna al control

“Al principio vos jugás por hobby y nunca te pones a pensar que te podés llegar a dedicar a esto. Pero de repente te ponés a practicar y empezás a jugar con más dedicación. Es todo muy gradual”, aclara Alan Salvati, alias DDX, que se destaca en las competencias de DOTA 2 representando a Isurus.

El gamer profesional surge de un acto tan simple como jugar por diversión. Pero de a poco, se da un paso -que en general se da solo-, que son las ganas de ganar y medirse contra otro jugador o equipo que también tenga las mismas aspiraciones. En ese momento, surgen las responsabilidades.

“Siempre empezás perdiendo pero de repente querés empezar a ganar y deja de ser un simple juego. La clave del paso es que se va dando solo, siempre dependiendo de las ganas de cada jugador de querer ganar. Los que tienen esa mentalidad son los que a la larga progresan”, agrega  Jonathan Muñoz, o “JonY BoY”, uno de los jugadores profesionales de Smite de Isurus. El título de Hi-Rez Studios ha crecido exponencialmente en jugadores y convocatoria en los últimos tiempos.

Patán se inscribe en un pensamiento similar. Revela que juega al FIFA desde chico y que siempre les ganaba a sus pares. “Mis padres y amigos ya sabían a lo que me dedicaba y lo que me gustaba, inclusive no cobrando”, subraya. El punto de quiebre, que convirtió al joystick en una profesión, fue en medio de las incesantes llamadas que días a días inundaban el callcenter en el que trabajaba. “Ya había logrado un tercer puesto mundial cuando hice un balance entre ganar bien en el call center o vivir 100% de esto, gracias al apoyo de los sponsors”. La balance se terminó inclinando por lado de las consolas.

Asimismo, compara su crecimiento en el mundo de los eSports con el desarrollo de un joven jugador de fútbol profesional. “Se empieza con muchísimas ganas de triunfar, desafiar todos los límites y ser campeón mundial. Con el paso del tiempo, uno va equilibrando y van apareciendo más responsabilidades. Al igual que todo, uno se va cansando pero se contrarresta con experiencia y el enfoque”.

Nacido para ganar

Uno de los puntos más importantes en los que se debe focalizar el gamer, es alzarse con la victoria. Sin ella, es difícil progresar en el ámbito y consagrarse como un profesional. Pero para llegar a este punto hace falta mucho esfuerzo, dedicación y, sobre todo, entrenamiento. “Individualmente cada uno perfecciona su técnica. Después, el líder de cada equipo ve estrategias de equipos de afuera y trata de adquirir estrategias dependiendo las habilidades de los miembros del grupo”, aclara Muñoz.

Por otra parte, remarca que la tarea del entrenador es fundamental en el funcionamiento del equipo. “El coach está atento a observar de afuera la partida y ver los errores para tratar de mejorar. Además, si se acerca un torneo y se sabe contra quién se va a competir, nos ayuda a estudiar a los rivales. Se ‘roba’ información, como se hace en el fútbol, en el Smite y en todos los juegos. Saber cómo va a jugar tu rival es conocer cómo te tenés que parar”.

Patán pertenece a otro ámbito. Al jugar de forma individual, sus resultados dependen directamente de su desempeño. “Básicamente entreno seis horas por día en las dos semanas previas a un torneo. Si no hay ninguno cerca, trato de jugar de una a tres partidos al día para no perder el ritmo”, indica.

La frase es trillada, pero no por eso menos cierta: Se aprende más de las derrotas que de los triunfos. “Cuando pierdo un partido, lo primero que me surge es enojo, porque como todo competidor no me gusta perder. Pero con el tiempo esto fue evolucionando: al principio me enojaba mucho. Hoy en día tomo conciencia acerca de la derrota; el otro fue mejor o yo cometí varios errores. Ahora enfoco las energía para ver los problemas, analizarlos y mejorar partido a partido”, reflexiona Sotullo.

El juego como cambio cultural

La profesión llevada adelante por el team Isurus y Patán, choca contra la concepción de trabajo tradicional. Ellos mismos reconocen que en más de una situación hubo padres y amigos preocupados porque “se pasaban todo el día jugando a los jueguitos”. Sin embargo, todos coinciden en que hay algo mucho más profundo en la vida del gamer y que se necesita un cambio de mentalidad.

“Cuando uno se va metiendo en este mundo, se da cuenta de que es cada vez más grande.” se estusiasma Muñoz, y agrega: “El año pasado, la final de LoL fue vista por más personas que el Super Bowl. O también ves que una partida transmitida por Twich está siendo vista por 30 millones de personas”. Para el miembro de Isurus, hasta que uno no se sumerge en el universo gamer, no toma real dimensión de lo que está sucediendo alrededor. “Los jugadores son reconocidos por el público general. En la calle nos ven y nos reconocen y eso marca un cambio cultural muy importante”, celebra.

“Hay mucha gente que no entiende esto, que no sabe lo que es toda la movida. Que critican porque todavía le cuesta romper esa barrera. Inclusive hay canales deportivos que ya televisan los torneos o suben notas”, agrega el manager de Isurus, Facundo “Kala” Calabró, haciendo referencia a ESPN, que ya comenzó con las transmisiones de eSports en algunos de sus mercados, o la local TyCSport, que está ultimando detalles para brindar un contenido similar a los televidentes argentinos.

“Mucha gente expresa despectivamente que nos dedicamos a los juegos y nos aconsejan salir a conseguir un trabajo ‘de verdad’. Pero no saben que la industria de los videojuegos se compara con la del cine en cuestión de dinero invertido”. afirma “Patán” Sotullo. La clave para él recide en que más gente entre en este mundo y cambie la concepción general de lo que son los juegos como tales (y más precisamente los eSports). En definitiva, ni más ni menos que impulsar un verdadero cambio cultural.