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Diez años sin comprar un CD


Descargar música se volvió una costumbre de los usuarios con la invención del MP3, aunque la mayoría lo obtiene en forma gratuita e ilegal. Desde aquí realizamos un homenaje a los programas que nos permitieron disfrutar de muchas bandas que desconocíamos y también nos hicieron sufrir con demoras, fakes y semanas sin apagar la PC.

¿Se acuerdan la sensación de comprar un CD de música cuando éramos chicos? No. Es normal que nadie lo recuerde, ya que pasó tanto tiempo desde las disquerías estaban llenas esperando el último LP de tu banda favorita. La mayoría de nuestros conocidos se preguntan por qué gastar dinero en algo que puedo obtener gratis. La irrupción del formato MP3, la evolución de Internet, las redes P2P y los diferentes portales de descarga directa que fueron llegando durante esta década son los responsables de que toda una generación obtenga la música en forma gratuita (aunque ilegalmente, pero hagamos de cuenta que no es cierto.)

Si bien los métodos de descarga han cambiado en estos diez años, el espíritu sigue siendo el mismo: no pagar. En Feedback no nos desentendemos del fenómeno y repasamos la historia de la descarga ilegal que sigue creciendo sin parar.

El mix y el MP3.

La descarga de música por medios alternativos no es algo de los últimos diez años. Los más memoriosos (o viejitos) recuerdan las grabaciones piratas en casetes vírgenes D90 ya sea para promocionar grupos, o bien quedar bien con la novia de turno con un mix de canciones románticas. Las chicas caían de rodillas (por favor evitar chistes obvios) ante semejante gesto de amor. Eran las épocas en las cintas magnéticas reinaban en los radio grabadores y los tacaños que no querían gastar pilas rebobinaban manualmente con una lapicera el cassette.

Escuchar música por la computadora era un sueño imposible. Lo más cercano eran unos ruidos espantosos (que ponían a prueba la resistencia de tus oídos) en los primeros videojuegos. Todo esto cambió en los finales del Siglo XX con la aparición del dios todo poderoso MPEG-1 Audio Layer 1, mp3 para los amigos. Este formato inventado por el alemán Karleinz Brandenberg (Karl para los amigos) permitía ajustar la calidad de compresión de los archivos, reduciendo su tamaño en forma considerable. El mp3 hizo posible escuchar la música en las PC y con la proliferación de Internet los bucaneros piratas que navegaban por la red hicieron el resto.

Todos bajando con P2P, llegó Napster.

En un principio, buscar un archivo mp3 era como encontrar una aguja en un pajar. Sólo a través del MIRC, Lycos o el buscador sueco Altavista se podía acceder directamente no sin antes recibir la visita de unos cuantos virus amigables. Finalmente, en junio de 1999, Shawn Fanning junto a dos amigos decidieron crear un sitio en el cual estuvieran todos aquellos temas que siempre buscaban y no podían encontrar. Nació así el todopoderoso Napster y con él la posibilidad de obtener ese tema que te gusta sin necesidad de comprar el CD, el cual generalmente venía lleno de canciones de relleno y que hacen dudar de tu inteligencia al gastar tanto dinero en un solo tema.

Con el uso del servidor Napster para que sus usuarios descargaran a través del mismo se inauguraba el uso del peer to peer, o P2P. Este proceso se extendió a niveles insospechados e impedía que Metallica cobrara derechos de autor para que Lars Ulrich comprarse su decimosexto Porsche. De modo que iniciaron una demanda para buscar y destruir a Napster, ganándose el odio generalizado de los naspsteros.

Lamentablemente lo bueno dura poco. En 2001, se le ordenó a Napster el cierre de los servidores y pagar indemnizaciones por derechos de autor. Volvería posteriormente aunque totalmente vendido al sistema y cobrando por tema descargado. Con este proceder, las compañías de discos pensaron que habían detenido el flagelo de la piratería, sin saber que, en realidad, el monstruo había despertado y sería imposible detenerlo.

A la kazaa de mulas y fakes

Era de esperar que llegaran nuevos programas P2P para la obtención de música por izquierda. Los suecos, cansados de los mismos temas de ABBA, Roxette y Ace of Base, lanzaron el Kazaa. La gran ventaja era que ahora se podían descargar música, videos y libros. El proceso se aceleraba porque varios usuarios a la vez ayudaban a completar el archivo más velozmente. Además, el programa te permitía continuar las descargas una vez que apagabas la PC. En otras palabras, Kazaa, a través del sistema FastTrack, te permitía violar más derechos de autor al mismo tiempo y sin necesidad de dejar tu compu prendida.

Con el transcurrir del tiempo, los usuarios empezaron a observar también el aumento de malware es sus sistemas. Lo más molesto era encontrar fakes, o sea repeticiones constantes del estribillo del tema que querías bajar. Aún existen personas con convulsiones cada vez que escuchan el 1, 2, 3, 14 de U2 sin parar. Se descubrió con desilusión que ciertos archivos mentían sobre sus verdaderos contenidos. Si una hermana más chica o una sobrina quería ver Pocahontas era muy probable que se encontrara con una versión mucho más lasciva que la imaginada por Disney.

Los juicios a usuarios de estas redes comenzaban a acumularse. Esto no impedía, sino al contrario, inspiraba la aparición de métodos más efectivos para hacerse con diferentes canciones. En 2003, la mula electrónica de Merkur y sus hashfire (no confundir con el hachís, esa es otra droga) hicieron su aparición en 2003. Ahora podíamos escuchar temas incompletos para no ser tan impacientes mientras chateabamos con extraños. Comenzamos a ver el porcentaje de descarga con desesperación (¡Dios sigue en 99.7 %, cuándo termina!). La mula se transformaba poco a poco en tortuga. Dejó de tener sentido apagar la PC porque a veces las descargas podían tardar meses. Un consejo: no traten de obtener la colección completa de Bee Gees en este programa; es más probable que encuentren el secreto de la vida antes que se complete el archivo.

Torrente: descarga directa en secuelas

A Santiago Segura le molestaba esperar mucho tiempo en la mulita y además no le convencía la cantidad de virus que merodeaba por los servidores P2P. Así que llamó a Bram Cohen, el tercer hermano malvado de los directores de Hollywood, y decidieron crear varias películas de un policía corrupto y un nuevo método de descarga con su nombre en inglés, reduciendo así la carga del servidor gracias a los torrents, un archivo que contiene información sin contener la música en sí. Se formaron las redes para compartir archivos y castigar al que no aportaba con el brazo tonto de la ley. ¿Me echan de la red por no compartí los éxitos de Talía? Ok. Pero me voy ¡porque yo quiero!

Cansados de pelearse con configuraciones y servidores que no funcionan, la piratería evolucionó con los sitios de descarga directa. Alemania y Hong Kong picaron en punta y permitieron alojar archivos de gran tamaño gracias a Rapidshare y Megaupload respectivamente. Los fakes desaparecen de la faz de la tierra y podemos descargar con confianza aunque este dividido en 50 partes. Descargando la primera uno se predispone a realizar lo mismo con la segunda cuando de repente el servidor te dice que tienes que esperar 15 minutos. Qué ironía gastar unos cuantos euros para poder descargar ilegalmente y rápido ¿no? Por suerte aparecen miles de cuentas gratuitas para burlarnos una vez más de las disquerías.

Pasaron diez años y parece que el mp3 ha ganado la batalla. Ahora todos los grupos suben sus propios  temas en MySpace, You Tube y demás portales para compartir. De modo que olvídense de malgastar su dinero en un CD y descarguen los temas que quieran… al fin y al cabo las canciones se hicieron para disfrutar. No vayan a ser tan ingenuos de creer que la música es un negocio.

Nicolás Tedeschinintedeschini@hotmail.com

Nota publicada en Users 219.

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