26 junio, 2009
Este domingo se renovarán en Argentina las bancas del Congreso y con esto se sellaría el destino del proyecto de ley que pretende aumentar hasta un 30% el costo de notebooks, monitores y celulares > Por Leandro Piñeiro.
El interrogante que abro aquí se desprende directamente de los resultados de los comicios: si gana el oficialismo ¿se votará a favor del impuestazo? Creo que sí, o al menos, todo está dado para que así sea: Cristina ratificó su decisión una semana después de haber recibido numerosas críticas y argumentó que la medida fue pensada para desarrollar un polo tecnológico regional.
Claro, como dicen desde el sector informático, estamos de acuerdo en que se impulsen polos y clusters tecnológicos en el país, pero que el alcance de la propuesta se limite exclusivamente a una región geográfica es algo que no termina de cerrar. Si existiera una política firme al respecto, todo el territorio nacional debería recibir el mismo tratamiento.
Pero volvamos un poco a los hechos que nos ubican en el punto donde estamos. Cuando llegó el momento de debatir el proyecto de ley en el Congreso, desde el oficialismo lograron postergar la votación argumentando que se había agotado el tiempo, que la agenda los sobrepasó y que por eso habían optado por sacar del temario al polémico asunto.
Esto podría leerse de dos maneras: o no contaban con la mayoría parlamentaria para hacer efectivo el impuestazo o intentaron calmar un poco las aguas de cara a las elecciones que se desarrollarán este domingo. De todos modos las dos cuestiones pueden identificarse claramente como meras estrategias políticas.
Entonces, a simple vista parece difícil que el oficialismo vaya a cambiar de postura, pues, en plena carrera electoral, el bloque de los Kirchner ni siquiera se interesó por moderar su discurso para atraer los votos de los empresarios informáticos del país, salvo unas declaraciones aisladas de Moreno que no tuvieron demasiada repercusión.
En este sentido parece que la suerte está echada.
Antes de seguir quiero hacer un paréntesis. Las bancas se renovarían en diciembre, o sea, quienes sean elegidos en estos comicios no podrán hacer demasiado cuando se trate este tema en el Parlamento, posiblemente la semana entrante.
Pero si tendrán la posibilidad de, en caso de tener mayoría para ese momento, y en caso de haberse aprobado el proyecto de ley, la capacidad para que el impuestazo se entierre definitivamente.
La otra pregunta central que se dispara en medio del conflicto es cuál será el panorama para la propuesta frente a una derrota oficial. Y la respuesta es: depende quién gane. El resto de los partidos, salvo la UCR en su momento, se mostró en contra del impuestazo, pero no fueron mucho más allá de eso.
Para ir cerrando un poco este artículo me interesaría plantear algo más profundo, y es que más allá o no del impuestazo (de que se vote a favor o no) es prácticamente nula, en todos los bloques políticos, la existencia de propuestas firmes y definidas en materia tecnológica.
El tema del impuestazo tendría que hacernos abrir los ojos sobre otras cuestiones más importantes y no relativas al consumo, por ejemplo agenda digital para cortar las brechas tecnológicas entre ricos y pobres, presencia de computadoras e Internet en todas las escuelas del país (muchas ni siquiera tienen electricidad), digitalización completa del Poder Judicial, sinergia productiva entre academias, empresarios IT y gobierno, etc. Una gran cantidad de demandas que aún siguen insatisfechas.
Entiendo que durante la veda electoral no se puede hablar de partidos o candidatos, pero me parece totalmente vacío no hacerlo cuando en realidad la intención por ahora explícita de todos los que llegaron el poder es vedarnos el limitado derecho que tenemos a elegir y decir lo que pensamos.
Por Leandro Piñeiro