18 septiembre, 2013
El que “no se adapta, no sobrevive” es una frase muy usada para diferentes temas y parte o tiene su origen en el pensamiento del científico Británico Charles Darwin, famoso por su desarrollo de las teorías de la selección natural. La frase completa es: “No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio”.
En el mundo de la tecnología existe una intrincada edificación de sistemas y de normas que dan como resultado que se puedan desarrollar acciones comerciales complejas. Así, primero fue la música, el cine, la radio, la televisión, las telecomunicaciones, Internet, y toda una serie de soportes para usar estos elementos y con cada avance se puso en conflicto el sistema de edificación de los derechos.
La propiedad intelectual
En los conflictos de tecnología la estrella que se repite parece ser –y es un beneficio– la propiedad intelectual. Y eso nos permite volver a analizarla desde varios puntos de vista.
Desde los conflictos de la música grabada a las videocaseteras. Luego, de los MP3 y de las reproducciones en Internet, primero con Napster –que se hizo famosa gracias a Metallica– y después Cuevana. O el caso de Megaupload. Las diferentes industrias tuvieron algunos casos que marcaron la tendencia y las industrias se fueron adaptando.
La música parece ser la industria a la que más le costó adaptarse debido a que entró en conflictos con sus usuarios o clientes. La industria editorial de libros se adaptó y generó un avance junto a sus usuarios. El cine o las series está en un término medio a través de sistemas como Netflix o Hulu, que cambiaron el rumbo y parecen marcar otra tendencia.
Las impresoras 3D tienen unos años en el mercado, pero poco tiempo como objetos hogareños: hoy se puede adquirir una impresora a un valor de $700 dólares por ebay o en el mercado local a un valor pesificado. Y al ser objetos hogareños, presentan el conflicto que al complementarse con un escáner 3D la frontera que existía de fabricar una cosa es totalmente destruida.
Colapso del sistema
Los diseñadores industriales –o creadores–, las industrias que viven del diseño, sistemas legales y casi todos los integrantes de este intrincado edificio aún no encuentran las palabras y no conocen las preguntas que generó el hecho de poder fabricar objetos.
En pocas palabras, el funcionamiento de una impresora procede mediante el uso de los vectores previamente desarrollados (planos) que permiten imprimir un objeto en tres dimensiones. Eso quiere decir que a la impresora tradicional se le suma un eje y que lo que nos da es un objeto que tiene una utilidad.
En un seminario desarrollado hace unos días en Buenos Aires sobre modelos y diseños industriales, consulté al el Dr. Eli Salis de PwC sobre las impresoras 3D y específicamente sobre el uso de estos diseños. Me indicó que “aún no se tiene respuestas y no hay casos sobre los usos privados y fabricaciones de estos objetos”.
Como se fabricará en el futuro
Los bares con impresoras 3D seguramente serán observados de cerca, así como los fabricantes de las impresoras y los usuarios, no por criminalizar la fabricación de un objeto o perseguir el desarrollo de objetos, sino justamente por esta falta de comprensión del tema.
Desde una pieza de una máquina que se fabrica en China o una cámara de fotos, pasando por elementos comestibles o por cualquier diseño personalizado como joyería o envases, cubiertos, elementos contenedores, etcétera, podrán fabricarse sin necesidad de recorrer distancias.
Esto cambia el concepto de transporte, el concepto de comercio y generará la necesidad de modificar las legislaciones de propiedad intelectual que conocemos, por lo que cada producto será totalmente personalizable y los usuarios serán a la vez colaboradores en los productos que adquieran o fabriquen. Esto, además, generará una necesidad de pensar un nuevo derecho de consumidores y usuarios.
La fabricación de objetos en casa mediante el uso de las impresoras 3D no solo afectará una parte del sistema, sino que generará la necesidad de repensar el sistema y adaptarse.
Guillermo Navarro @guillenavarro