3 junio, 2013
La computadora más poderosa del mundo es de origen chino. Tiene una capacidad de 54.9 petaflops. Este monstruo ha sido construido con chips Intel y tecnología local. El gobierno chino ha destinado U$S 290 millones a su producción. Anteriormente la supercomputadora más veloz en el Oak Ridge National Laboratory en los Estados Unidos y alcanzaba los 19 petaflops. El reporte del desempeño de la computadora ha sido elaborado por Jack Dongarra, profesor de ciencia de la computación y uno de los líderes de la lista de las 500 supercomputadoras.
China ha logrado con este esfuerzo posicionarse en una posición de privilegio dentro de una competencia que incluye a los Estados Unidos y Japón. En 2010 también había logrado lo mismo con el modelo Tianhe-2. En ese momento había provocado un impacto tal que el presidente de los Estados Unidos había hablado de un momento para su país similar al vivido con el Sputnik. La próxima supercomputadora estadounidense estará lista en 2015. Aunque este país todavía es lider en cuanto a desarrollo de este tipo de computadoras, muchos investigadores creen que pronto quedará detrás si no se invierte más en desarrollo. El problema es que la actual crisis económica hace imposible ese esfuerzo.
Un FLOP es la unidad de medida que se refiere a la cantidad de operaciones de puntos flotantes por segundo. Un teraflop supone un millon de millones de operaciones por segundo, un petaflop son mil teraflops. Dicho en términos más sencillos, una supercomputadora puede ser 14 mil veces más rápida que una computadora hogareña.
China ha estado desarrollando su propia tecnología para chips, pero no ha tenido problema alguno en mezclar recursos propios con componentes importados. Además de los buenos resultados ya obtenidos muchos analistas creen que ese país logrará producir una supercomputadora construida con tecnología de origen 100% nacional muy pronto. Uno de los mayores desafíos que enfrentan las supercomputadoras es el uso de energía, que considerando el enfriamiento alcanza los 24 MWs. El actual objetivo es conseguir procesadores, memoria y componentes de red que reduzcan sensiblemente las necesidades de estos equipos.
Fuentes: Infoworld, Computerworld